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Strategy: A History QUOTES

117 " En realidad, parecía que, cuando estos juegos se desarrollaban entre sujetos que eran profesores o estudiantes en economía o empresariales, los jugadores actuaban de un modo mucho más egoísta, eran más proclives a ir por libre, eran poco favorables a contribuir al bien público, se guardaban más recursos para sí mismos en el juego del ultimátum y tendían a «desertar» con más probabilidad en el juego del dilema del prisionero. Esto cuadraba con los estudios que demostraban que los economistas eran más corruptos y menos favorables a contribuir a la beneficencia.[25] Un investigador sugirió que «la experiencia de asistir a un curso de microeconomía alteraba verdaderamente las concepciones de los estudiantes con respecto a la decisión de actuar de un modo interesado o egoísta, y que sus actos iban más allá de la mera definición de interés o egoísmo».[26] En los estudios de empresariales, se dejaba traslucir que aunque los inexpertos podían verse influenciados por el «efecto propiedad» de Thaler, por ejemplo, los experimentados no lo estaban.[27] Puede que esto no halagara a los economistas, pero demostraba que el comportamiento egoísta también podía ser bastante natural. Este argumento, no obstante, también podría utilizarse a favor de las teorías formales. En realidad, los resultados demostraban la posibilidad de una conducta egoísta y calculadora, pero también exigían un cierto grado de socialización. Si no se demostraba que aquello podía ocurrir naturalmente y si necesariamente tenía que ser una conducta aprendida, entonces quedaría clara la importancia de las redes sociales como fuente de orientación a la hora de comportarse. "

Lawrence Freedman , Strategy: A History

118 " Al insistir en la base científica del socialismo, y al no considerarlo un mero acto de la imaginación, sino una teoría causal y razonada, todo tenía que girar en torno a cómo las clases trabajadoras tenían que llegar a comprender su situación y a luchar contra ella. El momento clave se produciría cuando el proletariado evolucionara desde ser una clase a ser para una clase, comprendiendo en su integridad todo su poder. Una lectura de Marx pasaba por suponer que, de algún modo, esto sucedería naturalmente —casi espontáneamente—, cuando la mirada colectiva se abriera a las razones de su miseria y a comprender cómo podría transformarse todo. Pero entonces, ¿qué papel se reservaba para el partido? Las algaradas de violencia e ira popular y los gritos anhelantes de una vida mejor a menudo se resolvían solo en esperanzas frustradas y más persecución y dolor. Los movimientos radicales, o bien se agotaban, o bien daban un giro hacia la respetabilidad, convirtiéndose en parte del sistema en vez de ser un medio para derribarlo. Este fue el curso escogido por Marx, y por el que sufrió personalmente: era una teoría de cambio inevitable y progresivo, pero también era una teoría que condenaba al activista a la frustración. Si la política nunca podía ser justa sin la adecuada base materialista, ¿cuál era el papel del político revolucionario? Una respuesta era esperar hasta que se dieran las condiciones adecuadas, construyendo una fuerza política hasta que finalmente llegara el momento y la clase trabajadora estuviera preparada. "

Lawrence Freedman , Strategy: A History