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" La habilidad de las élites para presentar intereses esencialmente particulares o esenciales como bienes generales, de modo que se deba dar por hecho su cumplimiento, ha sido fuente de intensas frustraciones entre los radicales. La limitada voluntad revolucionaria de las masas se ha explicado mediante grandes historias —etiquetadas como fórmulas, mitos, ideologías, paradigmas y, al final, narraciones o relatos—, que daban por hecho que como la gente no puede captar la realidad objetiva, deben depender de constructos interpretativos, y aquellos mejor situados para elaborar esos relatos o influir en ellos pueden conseguir un enorme poder. Los radicales intentaron desarrollar estrategias promoviendo alternativas, formas más activas de conciencia, contradiciendo la idea de que el estado de cosas existente debería ser aceptado sin cuestionarlo, como si fuera un hecho natural y perdurable, más que como una elaboración ficticia y contingente. Esta cuestión, relativa a cómo influir del mejor modo posible en los demás, se ha convertido en uno de los aspectos esenciales de la estrategia, y no solo como la fórmula para invertir el orden establecido. Los partidarios de una tendencia política han trabajado para fijar agendas y enmarcar temas, difundiendo historias perjudiciales sobre los contrarios al tiempo que retrataban a sus propios candidatos con los rasgos más favorecedores. "

Lawrence Freedman , Strategy: A History


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Lawrence Freedman quote : La habilidad de las élites para presentar intereses esencialmente particulares o esenciales como bienes generales, de modo que se deba dar por hecho su cumplimiento, ha sido fuente de intensas frustraciones entre los radicales. La limitada voluntad revolucionaria de las masas se ha explicado mediante grandes historias —etiquetadas como fórmulas, mitos, ideologías, paradigmas y, al final, narraciones o relatos—, que daban por hecho que como la gente no puede captar la realidad objetiva, deben depender de constructos interpretativos, y aquellos mejor situados para elaborar esos relatos o influir en ellos pueden conseguir un enorme poder. Los radicales intentaron desarrollar estrategias promoviendo alternativas, formas más activas de conciencia, contradiciendo la idea de que el estado de cosas existente debería ser aceptado sin cuestionarlo, como si fuera un hecho natural y perdurable, más que como una elaboración ficticia y contingente. Esta cuestión, relativa a cómo influir del mejor modo posible en los demás, se ha convertido en uno de los aspectos esenciales de la estrategia, y no solo como la fórmula para invertir el orden establecido. Los partidarios de una tendencia política han trabajado para fijar agendas y enmarcar temas, difundiendo historias perjudiciales sobre los contrarios al tiempo que retrataban a sus propios candidatos con los rasgos más favorecedores.