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1 " —¿También se repara el corazón? —Aquella pregunta escapó de sus labios antes de que pudiese reprimirla.Nicolás meditó la respuesta antes de soltarla.—Para eso hace falta algo más que tiempo, pero sí, un corazón puede revivir, Vinne. Ten fe en que tú misma podrás recoger los pedazos y armar el puzzle de forma que a la próxima dure más contra los golpes que reciba. Es lo bueno del corazón: que una vez roto, ya no pueden quebrarlo de nuevo. Como mucho rasguñarlo. "
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2 " Sentía, muy dentro de su maltratado corazón, que jamás podría entregarle a otra persona lo que le pertenecía a Christian. Por muy mal que él la tratase a veces. "
3 " —Eres mía, Davinia. Creí que lo había dejado claro hacía mucho tiempo —dijo.—Mi cuerpo es tuyo, sí, pero no el resto —contestó ella, aparentando serenidad. Su actitud le puso más nervioso—. Aún puedo lograr escapar de la sombra de tu amor enfermizo.—¡No! —gritó él, atrayéndola y besándola.Davinia notó el mal sabor que el alcohol le daba a su saliva, y gruñó, arañándole la mejilla con rabia. Christian gritó, alejándola y frotándose la zona afectada, mirándola con los ojos entrecerrados y acuosos. —Jódete, Christian. No puedes venir a mi casa con la única intención de montarme una escena de celos. ¡No soy tuya!—No quiero que salgas con otros hombres —murmuró, sintiendo que algo dentro de su pecho se rompía en pedazos. ¿Su corazón? "
4 " Davinia cerró los ojos con fuerza y enterró los dedos en su sedoso cabello rubio. Las luces de las farolas que penetraba a través de la ventana proyectaban infinidad de sombras sobre ellos. En la oscuridad, sus ojos se encontraron con las mismas ganas que sus cuerpos y sus labios. Dejó de existir todo de pronto, menos los latidos de sus corazones y los jadeos.Solo cuando saciaron su rabia a golpe de placer, dejaron de tocarse y de buscarse, quedando tumbados en el suelo, uno junto al otro, respirando agitadamente.Ella, incapaz de decir nada más, agarró con fuerza su mano y la llevó hasta sus labios, depositando un beso sobre sus nudillos. Luego la dejó caer sobre pecho, exactamente a la altura de su corazón, y lloró en silencio.Christian, sintiéndose el ser más miserable del mundo, se quedó allí toda la noche, junto a ella, abrazándola con fuerza. "