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" al adoptar rasgos psicológicos del sexo opuesto, apelan a nuestro narcisismo inherente. Esta suerte de travestismo mental —la capacidad de acceder al espíritu del sexo opuesto, adaptarse a su manera de pensar, ser reflejo de sus gustos y actitudes— puede ser un elemento clave en la seducción. Es una manera de hipnotizar a tu víctima. El dandy femenino (el hombre ligeramente andrógino) tienta a la mujer justo con lo que a ella le gusta: una presencia conocida, grata. En su calidad de reflejo de la psicología femenina, ostenta cuidado en su apariencia, sensibilidad a los detalles y cierto grado de coquetería, pero también un toque de masculina crueldad. Las mujeres son narcisistas y se enamoran de los encantos de su sexo. Al presentarles un encanto femenino, un hombre puede hipnotizarlas y desarmarlas, y volverlas vulnerables a un embate masculino audaz. "
― Robert Greene , Guía rápida de El arte de la seducción