3
" In any case, there was only one tunnel, dark and lonely, mine, the tunnel in which I had spent my childhood, my youth, my whole life. And in one of those transparent lengths of the stone wall I had seen this girl and had gullibly believed that she was traveling another tunnel parallel to mine, when in reality she belonged to the broad world, to the world without confines of those who do not live in tunnels; and perhaps she had peeped into one of my strange windows out of curiosity and had caught a glimpse of my doomed loneliness, or her fancy had been intrigued by the mute language, the clue of my painting.
And then, while I advanced always along my corridor, she lived her normal life outside, the exciting life of those people who live outside, that strange, absurd life in which there are dances and parties and gaiety and frivolity. And it happened at times that when I walked by one of my windows she was waiting for me, silent and longing (why was she waiting for me? why silent and longing?); but other times she did not get there on time, or she forgot about this poor creature hemmed in, and then I, with my face pressed against the glass wall, could see her in the distance, smiling or dancing carefree, or, what was worse, I could not see her at all and I imagined her in inaccessible or vile places. And then I felt my destiny a far lonelier one than I had imagined. "
― Ernesto Sabato , El túnel
10
" que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afuera, esa vida curiosa y absurda donde en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad. "
― Ernesto Sabato , El túnel
14
" No hay casualidades sino destinos. No se encuentra sino lo que se busca, y se busca lo que en cierto modo está escondido en lo más profundo y oscuro de nuestro corazón. Porque si no, ¿cómo el encuentro con una misma persona no produce en dos seres los mismos resultados? ¿Por qué a uno el encuentro con un revolucionario lo lleva a la revolución y al otro lo deja indiferente? Razón por la cual parece como que uno termina por encontrarse al final con las personas que debe encontrar, quedando así la casualidad reducida a límites muy modestos. De modo que esos encuentros que en la vida de cada uno nos parecen asombrosos, no son otra cosa que la consecuencia de esas fuerzas desconocidas que nos aproximan a través de la multitud indiferente, como las limaduras de hierro se orientan a distancia hasta los polos de un poderoso imán; movimientos; movimientos que constituirían motivo de asombro para las limaduras si tuviesen alguna conciencia de sus actos sin alcanzar a tener, empero, un conocimiento pleno y total de la realidad. Así, marchamos un poco sonámbulos, hacia los seres que de algún modo son desde el comienzo nuestros destinatarios. "
― Ernesto Sabato , Sobre héroes y tumbas
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" De los muchos rostros que (como todos los seres humanos) Alejandra tenía, aquél era el que más le pertenecía a Martín; o, por lo menos, el que más le había pertenecido: era la expresión profunda y un poco triste del que anhela algo que sabe, por anticipado, que es imposible; un rostro ansioso pero ya de antemano desesperanzado, como si la ansiedad (es decir, la esperanza) y la desesperanza pudieran manifestarse a la vez. Y, además, con aquella casi imperceptible pero sin embargo violenta expresión de desdén contra algo, quizá contra Dios o la humanidad entera o, más probablemente, contra ella misma. O contra todo junto. No sólo de desdén, sino de desprecio y hasta de asco. "
― Ernesto Sabato , Sobre héroes y tumbas
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" Pero, en general, la humanidad me pareció siempre detestable. No tengo inconvenientes en manifestar que a veces me impedía comer en todo el día o me impedía pintar durante una semana el haber observado un rasgo; es increíble hasta qué punto la codicia, la envidia, la petulancia, la grosería, la avidez y, en general, todo ese conjunto de atributos que forman la condición humana pueden verse en una cara, en una manera de caminar, en una mirada. Me parece natural que después de un encuentro así uno no tenga ganas de comer, de pintar, ni aun de vivir. "
― Ernesto Sabato , El túnel