2
" Yo creía que el alma me había sido dada para gozar de las bellezas del mundo, la luz de la luna sobre la anaranjada cresta de una nube, y la gota de rocío temblando encima de una rosa. Mas, cuando fui pequeño creí siempre que la vida reservaba para mí un acontecimiento sublime y hermoso. Pero a medida que examinaba la vida de los otros hombres, descubrí que vivían aburridos, como si habitaran en un país siempre lluvioso, donde los rayos de la lluvia les dejaran en el fondo de las pupilas tabiques de agua que les deformaban la visión de las cosas. Y comprendí que las almas se movían como los peces prisioneros en un acuario. Al otro lado de los verdinosos muros de vidrio estaba la hermosa vida cantante y altísima, donde todo sería distinto, fuerte y múltiple, y donde los seres nuevos de una creación más perfecta, con sus bellos cuerpos saltarían en una atmósfera elástica- Es inútil, tengo que escaparme de la tierra. "
― Roberto Arlt , Los siete locos (Los siete locos, #1)
6
" Yo soy la nada para todos. Y sin embargo, si mañana tiró una bomba, o asesino a Barsut, me convierto en el todo, en el hombre que existe, el hombre para quien infinitas generaciones de jurisconsultos prepararon castigos, cárceles y teorías.
Yo, que soy la nada, de pronto pondré en movimiento ese terrible mecanismo de polizontes, secretarios, periodistas, abogados, fiscales, guardacárceles, coches celulares, y nadie verá en mí un desdichado sino el hombre antisocial, el enemigo que hay que separar de la sociedad. ¡Eso sí que es curioso!
Y sin embargo, sólo el crimen puede afirmar mi existencia, como sólo el mal afirma la presencia del hombre sobre la tierra. Y yo sería el Erdosain, previsto, temido, caracterizado por el código, y entre los miles de Erdosain anónimos que infectan el mundo, sería el otro Erdosain, el auténtico, el que es y será. Realmente, es curioso todo esto. "
― Roberto Arlt , Los siete locos (Los siete locos, #1)
9
" El ejercito es un estado superior dentro de una sociedad inferior, ya que nosotros somos la fuerza especifica del país. Y sin embargo, estamos sometidos a las resoluciones del gobierno...¿y el gobierno quien lo constituye?... el poder legislativo y el ejecutivo... es decir, hombres elegidos por partidos políticos informes... ¡y que representantes señores! Ustedes saben mejor que yo que para ser diputado hay que haber tenido una carrera de mentiras, comenzando como vago de comité, transando y haciendo vida común con perdularios de todas las calañas, en fin, una vida al margen del código y de la verdad. No se si esto ocurre en países más civilizados que el nuestro, pero aquí es así. En nuestra cámara de diputados y senadores, hay sujetos acusados de usura y homicidio, bandidos vendidos a empresas extranjeras, individuos de una ignorancia tan crasa, que el parlamentarismo resulta aquí la comedia más grotesca que haya podido envilecer a un país. Las elecciones presidenciales se hacen con capitales norteamericanos, previa promesa de otorgar concesiones a una empresa interesada en explotar nuestras riquezas nacionales. No exagero cuando digo que la lucha de los partidos políticos en nuestra patria no es nada más que una riña entre comerciantes que quieren vender el país al mejor precio. "
― Roberto Arlt , Los siete locos (Los siete locos, #1)
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" La "inquietud revolucionaria" yo la definiría como un desasosiego colectivo que no se atreve a manifestar sus deseos, todos se sienten alterados, enardecidos , los periódicos fomentan la tormenta y la policía le ayuda deteniendo inocentes, que por los sufrimientos padecidos se convierten en revolucionarios; todas las mañanas las gentes se despiertan ansiosas de novedades, esperando un atentado más feroz que el anterior y que justifique sus presunciones. Las injusticias policiales enardecen los ánimos de los que no las sufrieron, no falta un exaltado que descarga su revolver en el pecho de un polizonte, las organizaciones obreras se revuelven y decretan huelgas, y las palabras revolución y bolcheviquismo infiltran en todas partes el espanto y la esperanza. "
― Roberto Arlt , Los siete locos (Los siete locos, #1)
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" Sin embargo, Erdosain no se movía de allí… Quería decirles algo, no sabía cómo, pero algo que les diera a comprender a ellos toda la desdicha inmensa que pesaba sobre su vida; y permanecía así, de pie, triste, con el cubo negro de la caja de hierro ante los ojos, sintiendo que a medida que pasaban los minutos su espalda se arqueaba más, mientras que nerviosamente retorcía el ala de su sombrero negro, y la mirada se le hacía más huida y triste. "
― Roberto Arlt , Los siete locos (Los siete locos, #1)
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" (...) En eso estriba lo grande de la teoría del Astrólogo: los hombres se sacuden sólo con mentiras. El le da a lo falso la consistencia de lo cierto; gentes que no hubieran caminado jamás para alcanzar nada, tipos deshechos por todas las desilusiones, resucitan en la virtud de sus mentiras. ¿Quiere usted, acaso, algo más grande? Fíjese que en la realidad ocurre lo mismo y nadie lo condena. Sí, todas las cosas son apariencias... dése cuenta... no hay hombre que no admita las pequeñas y estúpidas mentiras que rigen el funcionamiento de nuestra sociedad. ¿Cuál es el pecado del Astrólogo? Substituir una mentira insignificante por una elocuente, enorme, trascendental. El Astrólogo, con sus falsedades, no parece un hombre extraordinario, y no lo es... y , lo es... lo es porque no saca provecho personal de sus mentiras, y no lo es porque él no hace otra cosa que aplicar un principio viejo puesto en uso por todos los estafadores y reorganizadores de la humanidad. Si algún día se escribe la historia de ese hombre, los que la lean tengan un poco de sangre fría, se dirán: Era grande, porque para alcanzar a concretar sus ideales sólo utilizaba los medios al alcance de cualquier charlatán. Y lo que a nosotros nos parece novelesco, e inquietante, no es nada más que la zozobra de los espíritus débiles y mediocres, que solo creen en el éxito cuando los medios para alcanzarlo son complicados, misteriosos, y no simples. "
― Roberto Arlt , Los siete locos (Los siete locos, #1)
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" —Sin inmutarme, le dije: «Doctor, vengo a verlo porque quiero saber lo que es la mala vida». El otro se quedó mirándome asombrado. Después de reflexionar unos momentos, me dijo: «¿Con qué objeto desea usted saberlo?» Yo le expliqué tranquilamente mis propósitos y él me escuchaba con atención, frunciendo el ceño, cavilando mis palabras. Por fin dijo: «En la mujer se llama mala vida los actos sexuales ejecutados sin amor y para lucrar». Es decir, repuse yo, que mediante la mala vida, una se libra del cuerpo… y queda libre. "
― Roberto Arlt , Los siete locos (Los siete locos, #1)
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" —¡Qué sorpresa!, cuando el hombre… ya le dije que era un guapo mozo, cayó como una res después de satisfacerse. Lo primero que se me ocurrió fue que estaba enfermo… nunca me imaginaba eso. Mas cuando el otro me explicó que aquello era natural en todos los hombres, no pude contener las ganas de reír. Así que el hombre, cuya fortaleza parecía inmensa como la de un toro… en fin, ¿usted nunca vio a un ladrón en una pieza llena de oro? En ese momento yo, la sirvienta, era el ladrón en la pieza llena de oro. Y comprendí que el mundo era mío… Después, antes de lanzarme a la prostitución, resolví estudiar… sí, no me mire asombrado, leía de todo… había llegado a la conclusión leyendo novelas, que el hombre admitía extraordinarias facultades de amor en la mujer culta… no sé si me explico bien… quiero decirle que la cultura era un disfraz que avaloraba a la mercadería. "
― Roberto Arlt , Los siete locos (Los siete locos, #1)
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" Ustedes saben mejor que yo que para ser diputado hay que haber tenido una carrera de mentiras, comenzado como vago de comité, transando y haciendo vida común con perdularios de todas las calañas, en fin, una vida al margen del código y de la verdad. No sé si esto ocurre en países más civilizados que los nuestros, pero aquí es así. En nuestra cámara de diputados y de senadores, hay sujetos acusados de usura y homicidio, bandidos vendidos a empresas extranjeras, individuos de una ignorancia tan crasa, que el parlamentarismo resulta aquí la comedia más grotesca que haya podido envilecer a un país. "
― Roberto Arlt , Los siete locos (Los siete locos, #1)