1
" El mar, como el enigma de la muerte o los desafueros del destino, siempre provocaba una fascinación magnética en el espíritu de Mario Conde. Aquel azul inmenso, oscuro, insondable, lo atraía de un modo enfermizo y amable a un tiempo, como una mujer peligrosa de la que no se quiere escapar. Otros, antes que él, sintieron los mismos efluvios de aquella seducción irremediable y por eso lo había, la habían llamado la mar "
― Leonardo Padura , Havana Gold (Mario Conde #2)
6
" El Conde miró la botella y lamentó su agonía. Necesitaba oír de boca del Flaco las cosas que él mismo pensaba, y aquella noche, mientras fuera el viento de Cuaresma alborotaba suciedades y muy dentro de él aleteaba una esperanza en forma de mujer, estar en el cuarto de su más entrañable amigo, hablando de lo humano y lo divino, resultaba limpio y alentador. ¿Y qué va a pasar si se me muere el Flaco?, pensó, cortando la cadena que conducía a la paz espiritual. Optó por el suicidio alcohólico: le sirvió más ron a su amigo, vertió otro trago en su vaso y entonces notó que habían olvidado hablar de pelota y oír música. Mejor la música, decidió. "
― Leonardo Padura , Havana Gold (Mario Conde #2)
9
" Desde ese día tuve noción de que existía la muerte, y sobre todo de su insoportable misterio. Creo que por eso el cura de la iglesia del barrio no protestó cuando yo decidí abandonar la religión por la pelota a causa de mis dudas sobre su explicación mística acerca de las fronteras de la muerte: la fe no me bastaba para aceptar la existencia de un mundo eterno y estratificado de buenos al cielo, regulares al purgatorio, malos al infierno e inocentes directo al limbo, a vagar para siempre, como solución teórica a lo que nadie había vivido ni contado, a pesar de que hice mis concesiones cuando llegué a imaginarme que el alma es como un saco transparente, lleno de un gas rojizo y tenue, que está colgando de las costillas, al lado del corazón y por eso sale flotando al momento de la muerte, como un globo furtivo. Sólo me convencí desde entonces de la inevitabilidad de la muerte y, sobre todo, de su larga presencia y del vacío real que deja su llegada: no hay nada, es la nada, y por eso tantas gentes en el mundo se consuelan de un modo u otro tratando de imaginar algo distinto a la nada, porque la sola idea de que el tránsito del hombre por la tierra sea apenas una breve estadía entre dos nadas ha sido la mayor angustia humana desde que se tuvo conciencia de existir. "
― Leonardo Padura , Havana Gold (Mario Conde #2)