" El mar, como el enigma de la muerte o los desafueros del destino, siempre provocaba una fascinación magnética en el espíritu de Mario Conde. Aquel azul inmenso, oscuro, insondable, lo atraía de un modo enfermizo y amable a un tiempo, como una mujer peligrosa de la que no se quiere escapar. Otros, antes que él, sintieron los mismos efluvios de aquella seducción irremediable y por eso lo había, la habían llamado la mar "
― Leonardo Padura , Havana Gold (Mario Conde #2)