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" Singapur sigue siendo «puerto libre, abierto sin discriminación al comercio con cualquier país». En los demás aspectos es una isla desprovista de recursos, e incluso de buenas playas. Sus tres millones y medio de habitantes no tienen la renta per cápita más alta de Asia, y una de las más altas del mundo, porque exploten petróleo, gas natural, yacimientos minerales, piedras preciosas, tierras fértiles o cualquier don análogo del suelo o el subsuelo. Riquezas de esa índole caracterizan a países vecinos que a pesar de ello resultan pobres o misérrimos, pues lo propio de Singapur es —como repiten sus folletos oficiales de turismo— «capital humano», esto es: diligencia, fiabilidad, renovación. Carece de cocoteros y petróleo, aunque tiene la manufactura final de los productos del coco (conocidos genéricamente como copra), la mayor refinería de la zona, industria electrónica e informática, un avanzado sistema bancario y hasta un foco de ingeniería financiera. Ejecutivos, comerciantes y empleados dan constantes muestras de flexibilidad, como si no les costase lo más mínimo adaptarse a las veleidosas irregularidades del mercado. Los hoteles, por ejemplo, varían de tarifa por días y hasta por horas, en estrecha correlación con la demanda, semejantes a las fluctuaciones de una Bolsa. "
― Antonio Escohotado , Sesenta semanas en el trópico: Viajes por el planeta exterior
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" ...el ideal autoritario pervive intacto en innumerables símbolos, costumbres, tendencias y hasta concepciones del mundo, que exhiben la misma confianza en la delegación, e idéntica fe en la omnipotencia. Sociedades abiertas al intercambio libre de bienes y servicios parecen el epítome de una crueldad insolidaria, cuando todos estaríamos mucho mejor con un patrimonio prácticamente idéntico.“Eso no cambia que la división del trabajo se apoye sobre la diversidad humana, y que sin el orden inventado en cada instante por las iniciativas de esa diversidad solo haya una organización piramidal despótica. Nos entregaremos entonces al arbitrio de salvadores, cuyos planes serán a fin de cuentas una reedición de viejas ofertas, empobrecidas adicionalmente por el hecho de que esos mesías no tienen siglos de experiencia en el mando, como las iglesias y ejércitos tradicionales.
Sin embargo, esa entrega al salvador —arcaico o modernísimo— bien pudiera no tener relación alguna con el deseo de disfrutar libertad y prosperidad. Tanto algunos ricos como algunos pobres prefieren ilusionarse con cierta redención sectaria a vivir libres y acomodados, porque de puertas adentro no se soportan. Si despiertan deprimidas (por costumbre o por alguna resaca), ciertas personas pontificarán sobre lo depresivo del mundo, aunque estén rodeadas por personas llenas de entusiasmo. Les vale, pues, cualquier representación que ayude a borrar las fronteras entre su realidad y la ajena. También podría decirse que no han sido bendecidas por un amor a la objetividad, sino cargadas con un deseo de ser y no ser al mismo tiempo. "
― Antonio Escohotado , Sesenta semanas en el trópico: Viajes por el planeta exterior
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" El atraco a la realidad que perpetra la magia no carece de paralelos políticos. En vez de contribuir a un mercado abierto o competitivo de todo —que por ahora solo existe como aspiración—, el socialismo lamenta dicho proyecto. Pero entre planificar o dejar parte de la realidad librada a lo que Smith llamó mano invisible la opción no es cordura versus desvarío, o justicia versus explotación, sino delegar o no una gran parte de nuestra existencia en aquello que decida alguna persona, cuyos poderes sobrehumanos le permiten ir legislando con éxito sobre todo. Llamativamente, esos sujetos sobrehumanos desconfían de una iniciativa individual que prohibirían o prohíben por opuesta al interés común, e ignoran aquello sobre lo cual pontifican. Vestidos de futuro y rebeldía, representan a la sociedad de gestas bélicas y vasallos, que es un medio donde progresó muy poco la división del trabajo. Dicho régimen fue desplazado por una sociedad proclive a intercambios voluntarios y a una acelerada especialización, cuyo próspero antidogmatismo ridiculiza a la sociedad previa. En vez del «yo os salvo de vuestros enemigos», divisa del Ancien Régime, las Constituciones comerciales prometen «yo os cubro de injerencias arbitrarias». "
― Antonio Escohotado , Sesenta semanas en el trópico: Viajes por el planeta exterior