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El huerto de Emerson QUOTES

2 " Inevitablemente, pensé en lo ilusorio del tiempo, ese tejido inconsútil que te abriga con el mismo hilado con que tejen las Parcas, en el pasado, en lo raro y absurdo que es este oficio de vivir. Pensé, con los clásicos, que si tenemos clara conciencia de nuestra insignificancia, ese oficio puede llegar a sernos grato. Oí, con la imaginación en carne viva, el rumor de las palabras que vienen rodando a través de los siglos, y que todos los muertos pronunciaron alguna vez. Palabras que han intervenido en todos los sueños y en todas las controversias y alegres coloquios al fresco o a la lumbre, y que ahí siguen, disponibles, ni nuevas ni viejas, palabras que nos sobrevivirán y hablarán por nosotros cuando hayamos muerto. Es bueno pensar esto para no hablar en vano. Pensé en la multitud de gente que había conocido a lo largo de mi vida, y sobre todo en los que ya habían muerto, sus caras, sus nombres, sus voces, sus ilusiones rotas. Pensé también en las mías, en mis ilusiones perdidas, y en cómo las ilusiones que se pierden no suelen ser reemplazadas por otras. Son solo eso: vacíos, huecos, magníficos edificios en ruinas, jardines de ayer donde hoy solo crecen hierbas sin ley, amargas flores sin aroma. Pensé en cómo mi mundo propio e irrepetible, con su infinita minucia de sucesos, al que a última hora vendría a agregarse el de la muerte, se perdería conmigo, igual que se perdió el de mis padres y el de todos los muertos que ahora me rodeaban. Algo único y prodigioso muere irreparablemente con cada uno de nosotros. El pensamiento, que tanto gusta de burlas y desmanes, él y no yo propiamente, pensó por un momento en la gloria literaria, en la loca esperanza de pervivir más allá de las tapias que cercan a los muertos por obra y magia de unas palabras puestas sobre un papel. "

Luis Landero , El huerto de Emerson

4 " Más cosas: hubo épocas en que llegué a saber bastante de la revolución mexicana, del conde-duque de Olivares, de la Primera Guerra Mundial, del formalismo ruso, de la caída y decadencia del Imperio Romano, del zen, del erasmismo, del darwinismo, de las brujas en la Edad Media, de los transportes de personas y mercancías en los siglos XVIII y XIX en España, de la navegación a vela... y de muchas más cosas, algunas ya olvidadas del todo. Salvo algunas generalidades, apenas ha sobrevivido nada de lo que llegué a saber, pero entiendo que el empeño no fue en vano, y que, misteriosamente, todo lo que ahora sé, el grueso de mis experiencias, se lo debo al poso que ha ido dejando en mi memoria, en mi espíritu y en mi carácter todo ese cúmulo de pálidas lecturas, de idilios intelectuales casi desvanecidos. En mis lecturas además no ha habido un plan ni un orden sino el apasionado y gustoso amontonamiento de lo que iba encontrando al paso, como el chamarilero al que no hay cachivache que no le sirva para su negocio, porque nunca he leído para ser un gran profesor, o para construir un edificio de conocimiento, y si algo perseguía en mis lecturas, además del placer y la curiosidad, era ensanchar mi imaginación y mi horizonte de escritor. No soy especialista en nada, y más que un profesor que escribe, he sido un escritor que en sus horas libres se ganaba la vida dando clases, por aquello de la maldición bíblica del pan y del sudor. "

Luis Landero , El huerto de Emerson