" Qué grande era el sol en el cielo, o a mí me lo parecía. Y cuando salió la carroza blanca, arrastrada por caballos blancos y pajes vestidos de blanco, algo se rompió en mí o en el mundo. De pronto no creí en nada de cuanto me habían dicho: todo era una mentira más de los Gigantes; porque allí mismo, del blanco casi cegador, se alzó él ante mis ojos —y supe que era sólo ante mis ojos, un adiós sólo mío— "
― Ana María Matute , Paraíso inhabitado