Home > Author > Guy Kawasaki >

" Sin embargo, no me planteé obtener su favor mostrándole mis serviles respetos, sino que, al cabo de un tiempo empleé este otro método. Me enteré de que en su biblioteca tenía un libro muy raro y muy curioso y le mandé una nota en la que expresaba mi deseo de examinarlo, y pidiéndole el favor de tomarlo prestado unos cuantos días. Me lo mandó de inmediato, y se lo devolví al cabo de una semana agradeciéndole con vehemencia aquel gran favor. La siguiente ocasión en que nos encontramos en la Asamblea, se dirigió a mí (algo que antes nunca había hecho) y con gran cortesía; y a partir de entonces me manifestó su disposición a servirme en cualquier ocasión, de modo que nos hicimos grandes amigos y nuestra amistad perduró hasta su muerte.[30] Según Franklin, esto ilustra una vieja máxima: «Aquel que ya te ha hecho un favor estará más dispuesto a hacerte otro que aquel al que tú mismo has complacido». Hay dos motivos que lo explican: el primero, cuando una persona te ha ayudado ya una vez, es más probable que esté dispuesto a hacerlo una segunda porque no hacerlo significaría que la primera vez se equivocó. En el supuesto de que la primera experiencia haya sido positiva, no seguir ayudándote sería admitir un error de criterio. El segundo es que el contacto anterior puede haber provocado una mejora de la relación. Así, hacer algo por ti otra vez se ha convertido en algo natural. Por supuesto, tú deberías corresponder, de modo que pueda generarse un vínculo creciente y mutuamente beneficioso. Por lo tanto, la idea de que a la gente no le gusta que le pidan favores puede ser errónea. En cualquier caso, ¿quiénes somos nosotros para llevarle la contraria a Benjamin Franklin? "

Guy Kawasaki , Enchantment: The Art of Changing Hearts, Minds, and Actions


Image for Quotes

Guy Kawasaki quote : Sin embargo, no me planteé obtener su favor mostrándole mis serviles respetos, sino que, al cabo de un tiempo empleé este otro método. Me enteré de que en su biblioteca tenía un libro muy raro y muy curioso y le mandé una nota en la que expresaba mi deseo de examinarlo, y pidiéndole el favor de tomarlo prestado unos cuantos días. Me lo mandó de inmediato, y se lo devolví al cabo de una semana agradeciéndole con vehemencia aquel gran favor. La siguiente ocasión en que nos encontramos en la Asamblea, se dirigió a mí (algo que antes nunca había hecho) y con gran cortesía; y a partir de entonces me manifestó su disposición a servirme en cualquier ocasión, de modo que nos hicimos grandes amigos y nuestra amistad perduró hasta su muerte.[30] Según Franklin, esto ilustra una vieja máxima: «Aquel que ya te ha hecho un favor estará más dispuesto a hacerte otro que aquel al que tú mismo has complacido». Hay dos motivos que lo explican: el primero, cuando una persona te ha ayudado ya una vez, es más probable que esté dispuesto a hacerlo una segunda porque no hacerlo significaría que la primera vez se equivocó. En el supuesto de que la primera experiencia haya sido positiva, no seguir ayudándote sería admitir un error de criterio. El segundo es que el contacto anterior puede haber provocado una mejora de la relación. Así, hacer algo por ti otra vez se ha convertido en algo natural. Por supuesto, tú deberías corresponder, de modo que pueda generarse un vínculo creciente y mutuamente beneficioso. Por lo tanto, la idea de que a la gente no le gusta que le pidan favores puede ser errónea. En cualquier caso, ¿quiénes somos nosotros para llevarle la contraria a Benjamin Franklin?