Home > Author > Sándor Márai >

" Junto a la atracción de la ideología nazi, de los ideales pangermánicos y los gritos de guerra antisemitas cada vez más estridentes y llenos de odio, había otra tendencia durante aquellos años de la que se hacía eco la prensa húngara. En los periódicos y las revistas escritos y editados por agentes pagados por los nazis y sus simpatizantes húngaros, que tenían muchísimos lectores, empezaron a publicarse alegatos contra la forma de vida burguesa, la ideología burguesa y la cultura burguesa. En paralelo al odio racial y al culto de la ascendencia, la prensa se dedicó a la agitación social. El proceso se comprende mejor si se analiza con una «perspectiva histórica»: lo iniciaron los nazis cuando afirmaron que ni los judíos ni en general ninguna persona de «raza extranjera» tenían cabida en el país, y lo terminaron diez años más tarde los bolcheviques al afirmar que en Hungría nadie tenía derecho a vivir, trabajar, ocupar un cargo público o educativo en el sector cultural ni a ganarse el pan si era «enemigo de clase», es decir, si no descendía de obreros agrarios o industriales... Una progresión sin duda dotada de una lógica impecable y de una coherencia despiadada.

Las revistas y periódicos nazis húngaros empezaron a lanzar ataques contra «la burguesía judía», y diez años más tarde las revistas y periódicos bolcheviques húngaros —con muy pocos cambios, casi al pie de la letra— volverían a imprimir esos mismos ataques limitándose a omitir —y en algunos casos ni siquiera eso— el calificativo de «judío» junto al de «burgués». La prensa nazi húngara, con artículos abiertamente antiburgueses redactados con fervor en los semanarios y revistas especializados, empezó a atacar a todos los que —judíos o no— pertenecían a la clase burguesa, vivían un estilo de vida burgués y se habían educado dentro de la cultura burguesa. Al principio se empleó un tono burlón, irónico y despectivo, para pasar luego a una mezcla confusa de argumentos «científicos» e «históricos» recogidos por los «expertos», todo ello con el fin de demostrar que la burguesía, como clase, modo de vida y mentalidad estaba caducada. Como su argumentación histórica y cultural era endeble, el discurso general no tardó en derivar en acusaciones personales. Pretendían demostrar que la clase burguesa ya no resultaba viable, dando el ejemplo del burgués Fulano que vivía de sus rentas, es decir, de «la usura», de la burguesa Mengana que pasaba sus mañanas en salones de belleza o de tiendas comprando cosas caras e inútiles, y continuaban con que la novela del escritor Zutano, o la obra de otro artista o intelectual de origen, cultura y mentalidad burguesa, no podía tener auténtico valor, porque el autor o creador procedía de la clase parasitaria de los burgueses. "

Sándor Márai , Volevo tacere


Image for Quotes

Sándor Márai quote : Junto a la atracción de la ideología nazi, de los ideales pangermánicos y los gritos de guerra antisemitas cada vez más estridentes y llenos de odio, había otra tendencia durante aquellos años de la que se hacía eco la prensa húngara. En los periódicos y las revistas escritos y editados por agentes pagados por los nazis y sus simpatizantes húngaros, que tenían muchísimos lectores, empezaron a publicarse alegatos contra la forma de vida burguesa, la ideología burguesa y la cultura burguesa. En paralelo al odio racial y al culto de la ascendencia, la prensa se dedicó a la agitación social. El proceso se comprende mejor si se analiza con una «perspectiva histórica»: lo iniciaron los nazis cuando afirmaron que ni los judíos ni en general ninguna persona de «raza extranjera» tenían cabida en el país, y lo terminaron diez años más tarde los bolcheviques al afirmar que en Hungría nadie tenía derecho a vivir, trabajar, ocupar un cargo público o educativo en el sector cultural ni a ganarse el pan si era «enemigo de clase», es decir, si no descendía de obreros agrarios o industriales... Una progresión sin duda dotada de una lógica impecable y de una coherencia despiadada.<br /><br />Las revistas y periódicos nazis húngaros empezaron a lanzar ataques contra «la burguesía judía», y diez años más tarde las revistas y periódicos bolcheviques húngaros —con muy pocos cambios, casi al pie de la letra— volverían a imprimir esos mismos ataques limitándose a omitir —y en algunos casos ni siquiera eso— el calificativo de «judío» junto al de «burgués». La prensa nazi húngara, con artículos abiertamente antiburgueses redactados con fervor en los semanarios y revistas especializados, empezó a atacar a todos los que —judíos o no— pertenecían a la clase burguesa, vivían un estilo de vida burgués y se habían educado dentro de la cultura burguesa. Al principio se empleó un tono burlón, irónico y despectivo, para pasar luego a una mezcla confusa de argumentos «científicos» e «históricos» recogidos por los «expertos», todo ello con el fin de demostrar que la burguesía, como clase, modo de vida y mentalidad estaba caducada. Como su argumentación histórica y cultural era endeble, el discurso general no tardó en derivar en acusaciones personales. Pretendían demostrar que la clase burguesa ya no resultaba viable, dando el ejemplo del burgués Fulano que vivía de sus rentas, es decir, de «la usura», de la burguesa Mengana que pasaba sus mañanas en salones de belleza o de tiendas comprando cosas caras e inútiles, y continuaban con que la novela del escritor Zutano, o la obra de otro artista o intelectual de origen, cultura y mentalidad burguesa, no podía tener auténtico valor, porque el autor o creador procedía de la clase parasitaria de los burgueses.