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" Siempre envidié los secretos que guardaba Agustina. Nunca te confesé, Tadeo, que en el fondo de mi corazón yo quería ser hija de esta mala mujer, como la llamaban en el pueblo, porque ella sabía cosas que nosotros no, comprendía el lenguaje del viento y olía a ave; y yo quería que me enseñara a hechizarte a ti y a los pájaros, para que no me abandonaran, y quería conjurar con ella en las noches de viento tibio, con las aves a nuestro alrededor, volando y bailando, borrachas de leche blanca. "
― Natalia García Freire , Trajiste contigo el viento