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" Siempre envidié los secretos que guardaba Agustina. Nunca te confesé, Tadeo, que en el fondo de mi corazón yo quería ser hija de esta mala mujer, como la llamaban en el pueblo, porque ella sabía cosas que nosotros no, comprendía el lenguaje del viento y olía a ave; y yo quería que me enseñara a hechizarte a ti y a los pájaros, para que no me abandonaran, y quería conjurar con ella en las noches de viento tibio, con las aves a nuestro alrededor, volando y bailando, borrachas de leche blanca. "
― Natalia García Freire , Trajiste contigo el viento
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" Chssst. Chsst. Les contaré lo que sé. Me da igual. Una vez Lucía vino a mi casa, me pidió que le preparara un novenario de ruibarbo y artemisa y así lo hice. Ya saben para qué sirve. La veía llegar todas las madrugadas mirando siempre a todos lads como si alguien la siguiera, con miedo. Entraba en silencio y tomaba el brebaje, sin decir nada. Luego como si fuse yo un sacerdote, se ponía a hablar, sin mirarme. Me contó tantas cosas de su infancia, de ese pobre hombre que era su padre, de su madre muda como un tronco, de lo que recordaba, porque decía que recordaba poco, cada vez menos. "
― Natalia García Freire , Trajiste contigo el viento
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" No tiene nada que ver con el dinero. Yo me había dado cuenta hace tiempo. Todos lo hacen en Cocuán. Prestan y cobran. Lo llaman chulco. Se prestan dinero y se pelean por dinero. Los billetes que circulan por el pueblo están tan desgastados que casi se puede ver a través de ellos. Es como un juego, por debajo de la mesa están todos apostando, se dan la mano, y, si no pagas, te la fracturan, si no pagas, te la rompen, al final, si no pagas, te la cortan. Los juegos tienen reglas y consecuencias. Eso es lo que los atrae. No tiene nada que ver con el dinero. "
― Natalia García Freire , Trajiste contigo el viento