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Allan Kardec QUOTES

1 " How many ills, how many infirmities, does man owe to his excesses, his ambition – in a word, to the indulgence of his various passions! He who should live soberly in all respects, who should never run into excesses of any kind, who should be always simple in his tastes, modest in his desires, would escape a large proportion of the tribulations of human life. It is the same with regard to spirit-life, the sufferings of which are always the consequence of the manner in which a spirit has lived upon the earth. In that life undoubtedly he will no longer suffer from gout or rheumatism; but his wrong-doing down here will cause him to experience other sufferings no less painful. We have seen that those sufferings are the result of the links which exist between a spirit and matter; that the more completely he is freed from the influence of matter – in other words, the more dematerialized he is – the fewer are the painful sensations experienced by him. It depends, therefore, on each of us to free ourselves from the influence of matter by our action in this present life. Man possesses free-will, and, consequently, the power of electing to do or not to do. Let him conquer his animal passions; let him rid himself of hatred, envy, jealousy, pride; let him throw off the yoke of selfishness; let him purify his soul by cultivating noble sentiments; let him do good; let him attach to the things of this world only the degree of importance which they deserve – and he will, even under his present corporeal envelope, have effected his purification, and achieved his deliverance from the influence of matter, which will cease for him on his quitting that envelope. For such a one the remembrance of physical sufferings endured by him in the life he has quitted has nothing painful, and produces no disagreeable impression, because they affected his body only, and left no trace in his soul. He is happy to be relieved from them; and the calmness of a good conscience exempts him from all moral suffering. "

Allan Kardec , The Spirits' Book

13 " Pongamos un ejemplo: Un hombre se ha perdido en el desierto y sufre una sed horrible; siéntese desfallecer y se deja caer en el suelo; ruega a Dios que le asista, y espera; pero ningún ángel viene a traerle agua. Sin embargo, un buen espíritu le ha "sugerido" el pensamiento de levantarse, seguir uno de los senderos que se presentan ante él, y entonces por un movimiento maquinal, se reviste de ánimo, se levanta y marcha a la ventura. Llega a una colina, descubre lejos un arroyuelo, y a esta vista, recobra ánimo. Si tiene fe, exclamará: "Gracias, Dios mío, por el pensamiento que me habéis inspirado y por la fuerza que me habéis dado". Si no tiene fe, dirá: "¡Qué buen pensamiento he tenido! ¡Qué suerte haber tomado el camino de la derecha más bien que el de la izquierda! la casualidad, verdaderamente, nos sirve bien algunas veces. ¡Cuánto me felicito por mi valor en no dejarme abatir!" Pero dirán algunos: "¿por qué el buen espíritu no le dijo bien claro, sigue esta senda, y al extremo encontrarás lo que te hace falta? ¿Por qué no se le ha manifestado, para guiarle y sostenerle en su abatimiento? De este modo le hubiera convencido de la intervención de la Providencia". En primer lugar sucede así para enseñarle que debe ayudarse a sí mismo y hacer uso de sus propias fuerzas, y luego, por tal incertidumbre, Dios pone a prueba la confianza que en El se tiene, así como la sumisión a su voluntad. "

Allan Kardec , O Evangelho Segundo O Espiritismo

17 " INSTRUCIONES DE LOS ESPÍRITUS La ley de amor 8. El amor resume toda la doctrina de Jesús, porque es el sentimiento por excelencia, y los sentimientos son los instintos elevados a la altura del progreso realizado. El hombre en su origen sólo tiene instintos; más adelantado y corrompido, sólo tiene sensaciones; pero instruido y purificado, tiene sentimientos, y el punto exquisito del sentimiento es el amor; no el amor en el sentido vulgar de la palabra, sino ese sol interior que condensa y reúne en su ardiente foco todas las aspiraciones y todas las revelaciones sobrehumanas. La ley de amor reemplaza a la personalidad por la fusión de los seres, y aniquila las miserias sociales. ¡Feliz aquel que, elevándose sobre su humanidad, quiere con grande amor a sus hermanos doloridos! ¡Feliz aquel que ama, porque no conoce ni la carestía del alma ni la del cuerpo; sus pies son ligeros y vive como transportado fuera de sí mismo! Luego que Jesús hubo pronunciado esta divina palabra: amor, hizo con ella estremecer a los pueblos, y los mártires, embriagados de esperanza, descendían al circo. El Espiritismo, a su vez viene a pronunciar la segunda palabra del alfabeto divino; estad atentos, porque esa palabra levanta la piedra de las tumbas vacías, y la "reencarnación", triunfando de la muerte revela al hombre ofuscado su patrimonio intelectual; ya no le conduce a los suplicios, sino a la conquista de su ser elevado y transfigurado. La sangre ha rescatado al espíritu y el espíritu debe rescatar hoy al hombre de la materia. He dicho que el hombre en su principio sólo tiene instintos; aquel, pues, en quien dominan los instintos está más próximo al punto de partida que al fin. Para adelantar hacia éste, es preciso vencer los instintos en provecho de los sentimientos, es decir, perfeccionar éstos sofocando los gérmenes latentes de la materia. Los instintos son la germinación y los embriones del sentimiento; llevan consigo el progreso, como la bellota encierra la encina; y los seres menos avanzados son los que permanecen avasallados por sus instintos. El espíritu debe ser cultivado como un campo: toda la riqueza futura depende del trabajo presente, y más que bienes terrestres os traerá la gloriosa elevación; entonces será cuando, comprendiendo la ley de amor que une a todos los seres, buscaréis en ella los suaves goces del alma, que son los preludios de los goces celestes. (Lázaro. París, 1862). "

Allan Kardec , O Evangelho Segundo O Espiritismo