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" «Por favor, no digas nada», decían. «No me preguntes qué me pasa, porque ni siquiera yo lo sé. No busques la causa de esto, no intentes encontrar una solución. No me consueles, no trates de animarme. Cállate conmigo. Déjame sentir todo esto. Abrázame, y no me sueltes hasta que esté bien. O mejor, no me sueltes nunca. No me dejes caer. Hazme sentir que no estoy sola. Quizás, si me abrazas muy fuerte, puedas llegar a sentir el peso de todo lo que llevo conmigo. Quizás así puedas recomponerme. Es lo único que necesito». "
― Beatriz Esteban , Seré frágil