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1 " Yo había estado en otros pueblos de los que me había ido sin parecer un lloricas. Así había sido varias veces: mi madre tenía una nueva plaza, hacíamos el equipaje y nos íbamos, sin más. Viajaba contento y a salvo porque «mi patria», como decía mi padre, cabía «en un utilitario pequeño». No solo es que con cada nuevo destino nos acercáramos más al puñetero Madrid, o sea, a mi padre. Sino que, de algún modo, también sentía que todas las cosas imprescindibles para mi vida estaban en ese coche: mi madre, mis hermanas, mis cosas, mis tebeos.Pero llega una edad en la que te das cuenta de que hay un tam-tam apache que te llama, una edad en la que amplías esa patria que decía papá. O, directamente, la cambias.Y entonces sales y compruebas que las cosas imprescindibles no tienen necesariamente tu sangre, ni tu apellido, ni tu mismo techo, ni el mismo destino que tu madre. Lo de fuera empieza a ganarle terreno a lo de dentro. Tu casa es un espacio borroso como un día de niebla que va desde los caminos hasta las riberas. Tu familia son también los amigos, un tendero cojo, los gatos del vecino. Y las lecciones no son cosa de una maestra, sino de una sorda o de una niña que te cobra un duro por enseñarte el culo. "
― , Los ingratos
2 " Se van marchando. Un día se marchan los siete años, pum. Otro día se marchan los coho, pum. Otro día se van los nueve, pum. Y después no los busque por ninguna parte, porque, si los encuentra, seguro que ya no son sus hijos. Sino parecidos. Con sus apellidos. Con algunos gestos de entonces, eso sí. [...]Se han ido y ya no vuelven. Y tú entonces te dices dónde leñes has estado mirando y qué has estado haciendo todo este tiempo. "
3 " Y yo sentí lo de otras veces: que entrar a un pueblo en medio de la oscuridad era como estrecharle la mano a una persona sin poder verle la cara. "
4 " …eres todo lo que te queda por delante, sí, pero también mucho de todo lo que te quedan por detrás. "