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" El tiempo suprime el tiempo, o el que viene borra al que le deja el sitio y se fue; el hoy no se suma al ayer sino que lo suplanta y lo ahuyenta, y en esa esfera sin apenas memoria la continuidad difumina qué fue antes y qué después, todo se convierte en un magma indistinguible y uno ya no concibe la existencia que fue posible pero no aconteció, la que se descartó y se dejó de lado, la que nadie atendió, o es que se intentó y fracasó. Lo que no ocurre carece de brío y hasta de distinción, se pierde en la extensa bruma de lo que no es ni será, y a nadie le interesa nada de lo que no sucedió, ni siquiera a nosotros mismos lo que no nos sucedió. "
― Javier Marías , Tomás Nevinson
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" Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer. A las mujeres no se las toca, no se les pega, no se les hace daño físico y el verbal se les evita al máximo, a esto último ellas no corresponden. Es más, se las protege y respeta y se les cede el paso, se las escuda y ayuda si llevan un niño en su vientre o en brazos o en un cochecito, les ofrece uno su asiento en el autobús y en el metro, incluso se las resguarda al andar por la calle alejándolas del tráfico o de lo que se arrojaba desde los balcones en otros tiempos, y si un barco zozobra y amenaza con irse a pique, los botes son para ellas y para sus vástagos pequeños (que les pertenecen más que a los hombres), al menos las primeras plazas. Cuando se va a fusilar en masa, a veces se les perdona la vida y se las aparta; se las deja sin maridos, sin padres, sin hermanos y aun sin hijos adolescentes ni por supuesto adultos, pero a ellas se les permite seguir viviendo enloquecidas de dolor como a espectros sufrientes, que sin embargo cumplen años y envejecen, encadenados al recuerdo de la pérdida de su mundo. Se convierten en depositarias de la memoria por fuerza, son las únicas que quedan cuando parece que no queda nadie, y las únicas que cuentan lo habido. "
― Javier Marías , Tomás Nevinson
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" Pero además había otro motivo que me impelía a volver, a aceptar el encargo: la única manera de no preguntarse por la inutilidad de cuanto uno ha hecho en el pasado es continuar haciendo lo mismo; la única justificación de una vida turbia es seguir enturbiándola; la única de una existencia sufrida es perpetuar el sufrimiento, cuidarlo y alimentarlo y quejarse, de la misma forma que las trayectorias delictivas sólo se sostienen si se persevera en el delito, las malvadas si se insiste en el mal y en hacer daño a discreción, primero a unos y después a otros hasta que no quede nadie sin perjuicio. Las organizaciones terroristas no pueden cejar voluntariamente, porque entonces se les abre un abismo, se ven retrospectivamente, se horrorizan de su anulación y por tanto de su desperdicio. El asesino en serie prolonga su serie porque esa es la única forma de no mirar nunca atrás, a los días en que aún era inocente y sin mácula, y de tener sentido. Lo contrario supone reconocer el reconocimiento espantoso de Lady Macbeth, a lo que casi nadie está dispuesto, se requiere gran entereza y ésta ha desaparecido del mundo: ‘Todo se ha gastado, nada se ha obtenido’. O lo que viene a ser lo mismo: ‘Hemos cometido infamias, sin sacar ningún provecho’. "
― Javier Marías , Tomás Nevinson
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" Decidió aguardar, sabedor de que la gente siempre habla al final, no puede soportar estarse callada indefinidamente y no contarse y no contar, no pavonearse un poco o no intrigar, no provocar compasión, horror o admiración, no inspirar lástima o temor, venideros o retrospectivos. Sí, la gente habla de más y sin querer, incluso cuando ha resuelto no hablar. "
― Javier Marías , Tomás Nevinson