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Crónica del alba, 1 QUOTES

1 " Mi hermana suspiró y dijo: -Nosotros no vivimos.

-¿No? ¿Pues qué hacemos?

Hablar. Nosotros hablamos y los otros viven. ¿Se refería a los acróbatas? ¿Qué tenía que ver la acrobacia con la vida? A veces, según la dirección de la luz, un ala de pa loma se proyectaba en proporciones enormes sobre la lona. Parecía que en lugar de palomas fueran aves enormes. O ángeles.

Por fin, uno de los acróbatas se lanzó con su trapecio sin ver al otro que estaba separado por un gran bastidor circular de papel. Éste rompió el papel con la cabeza y cogió con sus manos las del compañero que en aquel momento llegaba. Para poder sincronizar los movimientos, el que se lanzaba sobre bastidor tenía que guiarse solamente por la voz del otro. La cosa era diabólicamente alarmante, sobre todo sin red, y cuando se encontraron y se cogieron las manos en el vacío, el público lanzó un ¡ah!, de alivio. Mi hermana aplaudía. Yo también. Los acróbatas ya en la pista saludaban juntos. Uno de ellos nos sonreía. Luego entraron corriendo pero volvieron a salir veces más a agradecer los aplausos.

Se levantó mi hermana un poco angustiada:

-Vámonos.

Yo quer resto del programa, pero ella insistía:

-Vámonos ahora mismo.

-¿Qué más te da? Espera un poco. Ella se irritaba y dijo sentándose:

Está bien, pero yo te juro que si ese hombre viene aquí ahora, me iré con él por el mundo a hacer volatines.

Era muy capaz. Me levanté y salimos.Ya en la puerta, ella me dijo sonriente:

-¿Qué pasaría si yo me fuera con los Smart Brothers?

-Pues que te traería la Policía.

-¿Por qué? Eso no es un crimen. Ah, porque soy menor de edad. Es una lata ser menor de edad. ¿No te parece?

Me di cuenta aquel día que la atracción del hombre y la mujer está gobernada por leyes muy extrañas.

Mi hermana y yo ibamos del brazo-yo llevaba pantalones largos-y ella me hablaba:

-¿Sabes qué digo? Que tú eres un hombre listo.

-¿Por qué?

-Hombre, ya tienes tu novia. Ya sabes con quién te has de casar. ¿Que no? ¿Es que tú puedes casarte con otra sino con Valentina? ¿Y para ella no es una gloria tener ya su marido, es decir, su novio? La verdad es que hacéis buena pareja. ¿No sabes? Ella ha crecido también. Está espigadita, con una cintura como un mimbre. Y casi tan alta como tú.

Suponía yo que su padre se opondría cuando llegara el mo mento. Mi hermana no podía imaginarlo. ¿Por qué iba a oponerse? Yo le dije:

-¿No has visto que su padre es cada día más rico?

-Bien, ¿y qué?

-Pues que nosotros seremos cada día más pobres.

Ella no se asustaba, ni mucho menos. Le dije que había oído a mi padre hablando en su oficina con un des decia: «Estoy arruinado. Entre unos y otros va robarme hasta la camisa. ¿Es que no queda buena fé en el mundo?». Mi hermana decia que no entendía cómo l o perdía dinero. Yo le expliqué -aunque sólo por conjeturas- que todos los negocios de mi padre iban mal. Parece que no tenía condiciones de hombre de negocios, que le faltaba doblez.
estábamos viviendo del magro sueldo de la compañía de seguros. Concha se quedaba un momento pensativa. De pronto decía:

Pues cuanto antes. Que venga cuanto antes la ruina y entonces me casaré con el Smart Brother. Lo decía en serio. En cambio, si yo era pobre y no podía hacer una carrera brillante nunca me casaría con Valentina, al menos mientras viviera su padre don Arturo. Esa era la diferencia. Sin embargo, lo mismo que Concha, yo me veía a mí solo, pobre y sin carrera ni fortuna, con cierta romántica admiración. Todavía me quedarían muchos caminos. Y pensaba en Juan, el de la «Quinta Julieta». Me parecía que no tener nada en el mundo más que la noche y el día -y una pistola en el bolsillo- y vivir en la «Quinta Julieta» era igual que ser millonario. Yo no era ambicioso. Me bastaba con lo indispensable, es decir, con lo que tenía entonces: un lecho, una mesa donde comer, un traje. La pistola era sólo para darme a mí mismo sensación de seguridad. Sería como ser dueño del mundo. "

Ramón J. Sender , Crónica del alba, 1