" Como dije, es indudable que existen emociones negativas y peligrosas que hay que aprender a gestionar, pero hay otras que deben asimilarse sin tanto recato. ¿Enseñamos ambas a nuestros niños: lo bueno para disfrutar y lo malo para eliminar? ¿O metemos todo en un mismo saco? ¿Fomentamos la “inteligencia emocional” o el “retardo emocional”? "