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" Me impresiona ver a tantas personas que dedican todo su tiempo al móvil, absorbidas por las imágenes, las luces, los fantasmas. El eterno presente es una ilusión eterna, un pequeño calabozo. El móvil nos traslada constantemente fuera de nosotros mismos: impide toda vida interior. Nos proporciona la sensación de estar siempre viajando por los distintos continentes, de facilitarnos el contacto con todo el mundo, cuando en realidad nos despoja de nuestra interioridad y nos instala en el mundo de lo efímero. El móvil hace que perdamos el contacto auténtico, nos proyecta hacia lo lejano, lo inaccesible. Nos lleva a pensar que somos nosotros quienes engendramos el espacio y el tiempo, que somos dioses con una capacidad de comunicación carente de obstáculos que la impidan. Los desquiciados aparatos que utilizamos para comunicarnos violan el silencio, destruyen la riqueza de la soledad y atropellan la intimidad. Muchas veces estorban nuestra vida de amor con Dios y nos dejan expuestos a la periferia, al exterior de nosotros mismos en medio del mundo. El presente, sin embargo, pertenece a Dios. "

Robert Sarah , The Day is Now Far Spent


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Robert Sarah quote : Me impresiona ver a tantas personas que dedican todo su tiempo al móvil, absorbidas por las imágenes, las luces, los fantasmas. El eterno presente es una ilusión eterna, un pequeño calabozo. El móvil nos traslada constantemente fuera de nosotros mismos: impide toda vida interior. Nos proporciona la sensación de estar siempre viajando por los distintos continentes, de facilitarnos el contacto con todo el mundo, cuando en realidad nos despoja de nuestra interioridad y nos instala en el mundo de lo efímero. El móvil hace que perdamos el contacto auténtico, nos proyecta hacia lo lejano, lo inaccesible. Nos lleva a pensar que somos nosotros quienes engendramos el espacio y el tiempo, que somos dioses con una capacidad de comunicación carente de obstáculos que la impidan. Los desquiciados aparatos que utilizamos para comunicarnos violan el silencio, destruyen la riqueza de la soledad y atropellan la intimidad. Muchas veces estorban nuestra vida de amor con Dios y nos dejan expuestos a la periferia, al exterior de nosotros mismos en medio del mundo. El presente, sin embargo, pertenece a Dios.