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" Todos los años, los franceses (no voy a liarme ahora con instituciones ni con nombres: los franceses están representados en mi historia por tres o cuatro señoras simpáticas que hicieron todo lo que estaba en su mano porque fuéramos felices) cierran los ojos y hacen girar la bola del mundo, clavan una aguja en un punto elegido al azar con la esperanza de acertar en tierra firme. Escogen así un país cada año e invitan a una docena de individuos, a unos cuantos poetas, a otros tantos novelistas, y los pasean por toda Francia para mostrárselos a un público ávido de sensaciones fuertes. Esa costumbre recibe el nombre de Les Belles Étrangères, Las Bellas Extranjeras. En cuanto me enteré de que yo sería una de esas extranjeras bellas, me interesé por quiénes serían las otras y descubrí que el harén completo incluía a antiguos conocidos míos o, como diría Toiu: «el equipo con el que he recorrido medio mundo». En realidad, todos eran unos amargados que, como decía antes, habían zampado, al igual que yo, salchichón de soja de lo lindo y que vivían aún, a pesar de la libertad posterior a 1989, en el terruño de sus antepasados. "

Mircea Cărtărescu , Frumoasele străine


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Mircea Cărtărescu quote : Todos los años, los franceses (no voy a liarme ahora con instituciones ni con nombres: los franceses están representados en mi historia por tres o cuatro señoras simpáticas que hicieron todo lo que estaba en su mano porque fuéramos felices) cierran los ojos y hacen girar la bola del mundo, clavan una aguja en un punto elegido al azar con la esperanza de acertar en tierra firme. Escogen así un país cada año e invitan a una docena de individuos, a unos cuantos poetas, a otros tantos novelistas, y los pasean por toda Francia para mostrárselos a un público ávido de sensaciones fuertes. Esa costumbre recibe el nombre de Les Belles Étrangères, Las Bellas Extranjeras. En cuanto me enteré de que yo sería una de esas extranjeras bellas, me interesé por quiénes serían las otras y descubrí que el harén completo incluía a antiguos conocidos míos o, como diría Toiu: «el equipo con el que he recorrido medio mundo». En realidad, todos eran unos amargados que, como decía antes, habían zampado, al igual que yo, salchichón de soja de lo lindo y que vivían aún, a pesar de la libertad posterior a 1989, en el terruño de sus antepasados.