" Los cambios en la procreación y en la población están tan lejos de ser automáticos o naturales que, en todas las fases del desarrollo capitalista, el Estado ha tenido que recurrir a la regulación y la coerción para expandir o reducir la fuerza de trabajo. […] Las mujeres han sido forzadas frecuentemente a procrear en contra de su voluntad, experimentando una alienación respecto a sus cuerpos, su trabajo e incluso sus hijos, más profunda que la experimentada por cualquier otro trabajador. "
― Silvia Federici , Caliban and the Witch