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" Una vez llegado a Kirchhorst he notado que los libros, las cartas, las colecciones me causan fastidio por su abundancia. Enseguida exigían que me ocupara de ellos; esto me ha hecho ver con claridad, sencillamente por el cansancio que me embargaba, que todas las cosas viven y depende del interés, de la responsabilidad espiritual y física que por ellas se siente. Poseemos gracias a una virtud especial, a una especie de fuerza magnética. La riqueza es, en ese sentido, no solo un don, sino que es también una dote, un talento, que se corresponde con el círculo a que nosotros podemos llegar. Es decisivo el hecho de que la mayoría de la gente sea interiormente incapaz de riqueza, incapaz incluso de una posesión muy modesta. Si, pese a todo, a esa gente le cae desde fuera riqueza, vuelve a escapársele de las manos y no deja rastro. O tal vez incluso le trae desgracia. De ahí que resulte insustituible la riqueza antigua; en ella se trasmite por herencia al hijo y al nieto no sólo el don, sino la dote el talento que llevarla y utilizarla con libertad.

Dieta, también de las cosas y de los bienes que atraemos hacia nosotros. De lo contrario, en vez de facilitarnos el camino de nuestra vida, lo que ocurre es que recae sobre nosotros el papel de guardianes, de criados, de custodios. "

Ernst Jünger , Strahlungen I


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Ernst Jünger quote : Una vez llegado a Kirchhorst he notado que los libros, las cartas, las colecciones me causan fastidio por su abundancia. Enseguida exigían que me ocupara de ellos; esto me ha hecho ver con claridad, sencillamente por el cansancio que me embargaba, que todas las cosas viven y depende del interés, de la responsabilidad espiritual y física que por ellas se siente. Poseemos gracias a una virtud especial, a una especie de fuerza magnética. La riqueza es, en ese sentido, no solo un don, sino que es también una dote, un talento, que se corresponde con el círculo a que nosotros podemos llegar. Es decisivo el hecho de que la mayoría de la gente sea interiormente incapaz de riqueza, incapaz incluso de una posesión muy modesta. Si, pese a todo, a esa gente le cae desde fuera riqueza, vuelve a escapársele de las manos y no deja rastro. O tal vez incluso le trae desgracia. De ahí que resulte insustituible la riqueza antigua; en ella se trasmite por herencia al hijo y al nieto no sólo el don, sino la dote el talento que llevarla y utilizarla con libertad. <br /><br />Dieta, también de las cosas y de los bienes que atraemos hacia nosotros. De lo contrario, en vez de facilitarnos el camino de nuestra vida, lo que ocurre es que recae sobre nosotros el papel de guardianes, de criados, de custodios.