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" -¡Cómo! ¿Creéis, Lady Elena, que no se puede ser feliz en una isla desierta?

-No, no se puede. El hombre está formado para la sociedad, no para el aislamiento. La soledad no puede engendrar más que desesperación. La cuestión es de tiempo. Es posible que en un principio los cuidados de la vida material, las necesidades de la existencia, distraigan al desgraciado que acaba de librarse del furor de las olas; es posible que las exigencias de la situación presente le hagan olvidar las amenazas del porvenir; pero después, cuando se encuentra solo, lejos de sus semejantes, sin esperanza de volver a su país y al lado de aquellos a quienes ama, ¿cuánto debe su pensamiento minar su cerebro, cuánto debe sufrir? Su islote es el mundo entero. Toda la Humanidad se encierra en él, y al llegar a la muerte, muerte espantosa en el abandono en que se encuentra, está como estará el último hombre en el último día del mundo. Creedme, Monsieur Paganel, es preferible no ser el último hombre. "

Jules Verne , In Search of the Castaways; or the Children of Captain Grant (Extraordinary Voyages, #5)


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Jules Verne quote : -¡Cómo! ¿Creéis, Lady Elena, que no se puede ser feliz en una isla desierta?<br /><br />-No, no se puede. El hombre está formado para la sociedad, no para el aislamiento. La soledad no puede engendrar más que desesperación. La cuestión es de tiempo. Es posible que en un principio los cuidados de la vida material, las necesidades de la existencia, distraigan al desgraciado que acaba de librarse del furor de las olas; es posible que las exigencias de la situación presente le hagan olvidar las amenazas del porvenir; pero después, cuando se encuentra solo, lejos de sus semejantes, sin esperanza de volver a su país y al lado de aquellos a quienes ama, ¿cuánto debe su pensamiento minar su cerebro, cuánto debe sufrir? Su islote es el mundo entero. Toda la Humanidad se encierra en él, y al llegar a la muerte, muerte espantosa en el abandono en que se encuentra, está como estará el último hombre en el último día del mundo. Creedme, Monsieur Paganel, es preferible no ser el último hombre.