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" Las olas, por fin, alcanzaron las rodillas del Recluta. Un escalofrío recorrió sus harapos. Le arrebaté el cuchillo con el que la pobrecita pensaba defenderse (¿de mí? ¡no!) y a partir de ese momento me convertí en una bestia, sollozó el Recluta. ¿Qué están esperando para detenerme? Dije: ¿cómo te van a detener si nadie sospecha nada de ti? El Recluta permaneció en silencio un breve instante, ya teníamos la tormenta sobre nuestras cabezas. Yo la maté, patrón, eso es un hecho, y ahora este pueblo extraño y miserable parece celebrar su luna de miel. Empezó a diluviar. Antes de levantarme y emprender el regreso al hotel le pregunté cómo había sabido que la cantante vivía en el Palacio Benvingut. El Recluta se volvió a mirarme con la inocencia de un niño (entre dos relámpagos vi la cara recién lavada, chorreando agua, de mi hijo): siguiéndola, patrón, siguiéndola por estas calles empinadas sin más intención que velar por ella. Sin más intención que estar cerca del calor humano. ¿Ella estaba sola? El Recluta dibujó unos signos en el aire. Ya no hay nada más que hablar, dijo… "

Roberto Bolaño , The Skating Rink


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Roberto Bolaño quote : Las olas, por fin, alcanzaron las rodillas del Recluta. Un escalofrío recorrió sus harapos. Le arrebaté el cuchillo con el que la pobrecita pensaba defenderse (¿de mí? ¡no!) y a partir de ese momento me convertí en una bestia, sollozó el Recluta. ¿Qué están esperando para detenerme? Dije: ¿cómo te van a detener si nadie sospecha nada de ti? El Recluta permaneció en silencio un breve instante, ya teníamos la tormenta sobre nuestras cabezas. Yo la maté, patrón, eso es un hecho, y ahora este pueblo extraño y miserable parece celebrar su luna de miel. Empezó a diluviar. Antes de levantarme y emprender el regreso al hotel le pregunté cómo había sabido que la cantante vivía en el Palacio Benvingut. El Recluta se volvió a mirarme con la inocencia de un niño (entre dos relámpagos vi la cara recién lavada, chorreando agua, de mi hijo): siguiéndola, patrón, siguiéndola por estas calles empinadas sin más intención que velar por ella. Sin más intención que estar cerca del calor humano. ¿Ella estaba sola? El Recluta dibujó unos signos en el aire. Ya no hay nada más que hablar, dijo…