" Al principio estuvimos los dos bastante cohibidos. Ana propuso que fuésemos a dar un paseo, y yo... yo me empeñé en invitarla a un helado. Era porque estaba asustado. No sabía lo que iba a decirme... pero nadie sería capaz de darte una mala noticia o de contarte una cosa espantosa mientras te comes un helado.
Sería demasiado cruel. "
― Ana Alonso , El sueño de Berlín