" Cuando Javi fue creciendo yo empecé a pensar de manera recurrente dos cosas, como cuando lo conocí en el hospital. La primera en interrogativo: en qué se convierten los hermanos cuando crecen, cuando dejan de ser niños. La segunda en desiderativo: ojalá Javi pudiera ser yo por un día para verse como lo ven mis ojos. Ojalá pudiera ser yo por un día para comprobar, para saber lo orgullosa que me siento de él. A veces, cuando se viene a mi casa a dormir porque tiene exámenes de la universidad o porque le apetece, le sigo espiando cuando cierra los ojos, aunque ya no quepa en el Maxi-Cosi, y lo sigo haciendo para comprobar que existe, que es. "