Home > Author > Margarita Posada Jaramillo >

" Es difícil extrañarse a uno mismo, tanto en la depresión como en el día a día, cuando las pastillas comienzan a hacer efecto y uno de todas maneras puede percibir que tiene mucho más sueño del normal, o que no puede concentrarse con la facilidad de antes. Son detalles muy nimios si los contraponemos a la muerte, pero que de un modo u otro nos hacen ser quienes somos. Es difícil reconocerse luego de una depresión, entender que uno fue ese ovillo, y luego esa persona que tiene mermadas sus emociones porque tendemos a creer que nuestras facultades solo están en su cien cuando estamos en la cresta de la ola. Es difícil aceptar que después de una depresión uno jamás va a ser el mismo, pero es aún más difícil aceptar que nuestra esencia no está en la cresta de la ola. Aprender a estar en ese lugar al que yo llamo neutro, por no decir aburrido, es aprender a tener la sobriedad mental suficiente para no encaramarse allá arriba y entender la felicidad desde un remanso mucho más tranquilo que la tormenta y las emociones intensas. Me atrevo a decir que la depresión es como cualquier adicción: no se puede sanar a punta de fuerza de voluntad. Mientras más aversión, más sucumbimos. Un episodio de depresión se parece a una gran borrachera, a un atracón de comida, a una inyección de heroína. Poco o nada de lo que hacemos y pensamos deprimidos tiene sentido. "

Margarita Posada Jaramillo , Las muertes chiquitas


Image for Quotes

Margarita Posada Jaramillo quote : Es difícil extrañarse a uno mismo, tanto en la depresión como en el día a día, cuando las pastillas comienzan a hacer efecto y uno de todas maneras puede percibir que tiene mucho más sueño del normal, o que no puede concentrarse con la facilidad de antes. Son detalles muy nimios si los contraponemos a la muerte, pero que de un modo u otro nos hacen ser quienes somos. Es difícil reconocerse luego de una depresión, entender que uno fue ese ovillo, y luego esa persona que tiene mermadas sus emociones porque tendemos a creer que nuestras facultades solo están en su cien cuando estamos en la cresta de la ola. Es difícil aceptar que después de una depresión uno jamás va a ser el mismo, pero es aún más difícil aceptar que nuestra esencia no está en la cresta de la ola. Aprender a estar en ese lugar al que yo llamo neutro, por no decir aburrido, es aprender a tener la sobriedad mental suficiente para no encaramarse allá arriba y entender la felicidad desde un remanso mucho más tranquilo que la tormenta y las emociones intensas. Me atrevo a decir que la depresión es como cualquier adicción: no se puede sanar a punta de fuerza de voluntad. Mientras más aversión, más sucumbimos. Un episodio de depresión se parece a una gran borrachera, a un atracón de comida, a una inyección de heroína. Poco o nada de lo que hacemos y pensamos deprimidos tiene sentido.