Home > Author > Germán Espinosa
1 " Pero volví a pensar en lo inútil que resultaba conceptuar el destino del hombre como el producto diamantino de su voluntad, pues estaba allí la guerra, hermana milenaria de la peste, capaz de sacudirlo como el terremoto la corteza de la tierra, poco podían ante ella las mejores voluntades, desgonzadas como un pelele ante su dictamen implacable, al diablo con el destino humano, ramificación de posibilidades inciertas y nefastas, y así se navegaban los mares, así se sufrían los climas, así se perseguían los mirajes del viento y del sol, así se odiaba, así se amaba, todo para terminar haciendo el nido final en la tumba, eso era el hombre, un ser a imagen y semejanza de un Creador sin imagen ni semejanza, el fruto de cuya vida ni siquiera aprovecharía como manjar a criaturas superiores, sino que iría a pudrirse en boquerones húmedos, por él mismo cavados, cuánta idiotez el mundo bello, irisado de ambiciones y congojas, qué sueño de sombras, qué luchar para subsistir y subsistir para poder luchar, y todo para bien o mal morir, en una irónica petición de principio, en un maloliente círculo vicioso contra el cual se estrellaban filosofías, escuelas, ciencias, modas, astrologías, porque era insuperable su idiotez, y mucha la ominosa limitación de nuestras fantasías hipnotizadas por el señuelo de la sabiduría como animal que iniciara el sueño de la razón en momentos de ser conducido al matadero, así que para qué el hilo frágil de la razón, por qué no mejor el instinto ciego del bruto, que conoce y acepta resignadamente el universo, sin preocuparse por el término irreparable de su tránsito infecundo. "
― Germán Espinosa , La tejedora de coronas
2 " Pero nada en este mundo puede ocurrir como lo hemos imaginado, imaginarlo es anular el futuro, qué maravilloso podríamos tornar el destino si jamás tratáramos de anticiparlo en la fantasía, "
3 " Al cobijo de ciertas corrientes, he creído a ratos que nuestro inconsciente alberga la totalidad del universo, como una gota de agua en la cual se copia una noche estrellada. "
― Germán Espinosa
4 " Si, como piensa en panteísmo, en nuestro inconsciente se cifra átomo por átomo, el universo, no será arriesgado pensar que en los sueños, destilación depurada de ese inconsciente, podamos algún día hallar la clave del universo. "
5 " Una de las grandes utilidades de la palabra es ocultar nuestro pensamiento "
6 " Federico seguía confuso, de que no creía reconocer a su padre, al hombre que le enseñó el manejo de esos instrumentos, las maravillas de ese cielo asperjado de mundos, en el caballero forrado de convencionalismos que se disponía a retirarse sin ver que él trataba de balbucear alguna cosa, algo referente a la necesidad de hacer brillar la verdad, expresión que no podía arrancar al viejo sino una furtiva sonrisa, en tanto les recordaba que tenían invitados a cenar, que constara que se había tomado el trabajo de subir a refrescarles la memoria, había que estar listos y puntuales y recordar, por si nunca lo habían oído, que en lo que él llevaba de vida, no había visto jamás que decir la verdad rindiera provecho a nadie, con lo que dio por concluido el asunto y abordó, con su habitual torpeza, las escaleras, mientras Federico tomaba rápidamente el anteojo y volvía a dirigirlo hacia el punto, próximo a la eclíptica, en que su planeta brillaba en frío "
7 " Me hizo ver cómo el mayor bien es aquel que nos enajena al punto de no permitirnos ninguna otra sensación, así como el mayor es aquél que llega al extremo de privarnos de todo sentimiento, y cómo ambos, que son las dos caras de la naturaleza humana, suelen presentarse con una duración tan fugaz que nos aturde, palabras que me hicieron preguntarme, en mi interior, si mi joven amigo no andaría capturado entre esos dos cuernos dilemáticos "
8 " Ignoro que sórdidas retaliaciones emprendería contra las de su misma condición, porque a mi modo de ver la María Rosa de los días del asedio de Pointis, la María Rosa que se entregó al Pitiguao, la María Rosa de Marsella y la María Rosa del claustro transtiberiano constituyeron siempre una sola, inmutable e inescindible Maria Rosa que para mí compendia la mentalidad educada en el amor a la autodestrucción, que es el gran principio del cristianismo, simbolizado por el suicidio de Dios en la cruz, por esa premeditada redención que se me antoja, por lo que a Jesús concernía, el colmo del orgullo satánico "
9 " Me sabía sola y enervada como él, ansiosa de hombre como él de hembra, llenos ambos de esa aflicción metafísica que incuba la soledad, descalabrados nuestros espíritus como el cielo de aquella noche por los relámpagos, perdidos en un yermo de melancolía, así que nos estrechamos como dos hermanos en el dolor, bajo el tumulto celeste de los truenos, bajo el desorden luminoso de la tempestad, amedrentada por la fuerza silbante del viento que percutía en las ventanas, y le pedí permanecer conmigo allí por el resto de la vida, protegerme del desamparo cósmico, como también lo rogué, a pesar de todo, al joven Arouet, cuando dejamos la calle del Cloître Notre-Dame, pues su estamba de gentilhombre y su juventud arrebatadora ni parecían denunciar al oficiante de ninguna hermandad satánica, sino más bien a un alma altruista, que a la mañana siguiente, recordando nuestros éxtasis amorosos, me hizo ver cómo el mayor bien es aquél que nos enajena al punto de no permitirnos ninguna otra sensación, así como el mayor mal es aquél que llega al extremo de privarnos de todo sentimiento, y cómo ambos, que son las dos caras de la naturaleza humana, suelen presentarse con una duración tan fugaz que nos aturde. "