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" Bueno, nunca os lo he contado, pero a mí me cuesta mucho trabajo vivir. Siempre, desde siempre. Es algo difícil de explicar, como a vosotros no os pasa seguramente no lo entenderéis, pero yo siempre he sentido que vivía dentro de un túnel, a oscuras, aparte, lejos de todo. Veía luces al principio y al final, sabía que existía el mundo, más gente, el sol, la luz, las calles, mis padres, todo eso, pero no podía salir, ni siquiera quería salir de allí, era demasiado esfuerzo. Nunca os lo he contado, pero a mí me da todo mucha pereza, despertarme por la mañana, levantarme de la cama, vestirme, desayunar, todo eso me cansa mucho, estoy muy cansado antes de hacer nada, tengo que obligarme a hacer las cosas que los demás hacen sin darse cuenta, y a medida que consigo hacerlas, me siento menos cansado, y no más, es muy raro… "
― Almudena Grandes , Castillos de cartón
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" Entonces, las lágrimas que temblaban en mis ojos, esas lágrimas que me acompañaban a todas partes como la promesa de una emoción que aún desconocía, se secarían para siempre, y nunca volvería a haber teatro en los pueblos que acababan de descubrir lo que era el teatro. Sabía que eso sería terrible, y que, a la vez, sería lo de menos, y que mis dos hermanos, tal vez también mi cuñado, estaban pringados hasta el cuello en aquel intento de acabar con la alegría de unos niños que jugaban al corro, porque sólo eso explicaba que estuviera sola, con Ricardo, en Madrid. "
― Almudena Grandes , Inés y la alegría (Episodios de una guerra interminable, #1)