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1 " Antes de la tragedia, cada hombre se consideraba unido inescindiblemente a los demás, en pensamiento, palabra y obra, no existiendo separación alguna entre él y su comunidad: él era su comunidad y su comunidad era él. A esto los griegos del siglo V a. C., lo denominaban «Ethos», que quiere decir «Eticidad» o «Civilidad».Cuando los griegos perdieron aquella unidad orgánica entre ellos mismos, cuando comenzó a aparecer entre ellos la idea de que cada uno era socialmente distinto de los otros porque tenían entre sí diferentes intereses, en ese preciso momento, apareció la reflexión filosófica. Y, entonces, la epopeya se transformó en tragedia. "
― José Rafael Herrera , Principios de filosofía de la praxis
2 " La filosofía de la praxis es una filosofía crítica de la historia, cuya estructura dialéctica exige que el conocimiento de sus principios no pueda ser ni exclusivamente filosófico ni exclusivamente histórico: más bien, tiene que ser, de un modo determinado y necesario, el reconocimiento de la recíproca compenetración de lo histórico y lo filosófico, inescindiblemente entramadas, al punto de afirmar que no puede haber filosofía sin historia, ni historia sin filosofía. "
3 " El poeta Novalis, uno de los mayores representantes del romanticismo alemán, afirmaba que la filosofía se identifica con la nostalgia, ya que también en ella está presente el deseo ilimitado ―precisamente, nostálgico― de tener «el hogar en todas partes». En efecto, al igual que la nostalgia, la filosofía se sustenta en la escisión que se pone de manifiesto entre la vida interior y la exterior, entre la vida finita y la infinita, siendo ella, en cuanto tal, un «signo de la diversidad esencial entre el yo y el mundo, un signo de la incongruencia entre el alma y la acción». No es, pues, de tiempos felices el deseo de querer abrazar la filosofía. "
4 " El hacer y el pensar son términos correlativos e inescindibles, porque, para nosotros, la realidad sólo puede ser real si es racional, y la racionalidad sólo puede ser racional si es real. Realidad de la razón y la racionalidad de lo real: circularidad de círculos que van formándose, destruyéndose y conformándose en medio del espiral devenir del ser y de la conciencia social. "
5 " «Así, lo que en un momento del devenir de la cultura logró unirse, es decir, asumir la forma de la unidad, de pronto, se aísla de la unidad misma, para ser fijado en su autonomía e indiferencia, transformándose, de este modo, en algo particular. Ya la unidad no se manifiesta en la plenitud de su verdad, como una unidad completa y efectiva, contentiva tanto de sí como de la diversidad, sino como un elemento separado, ajeno y distante de lo diverso ―y, por ende, diverso en sí mismo―, para convertirse en “la otra parte”.»En suma, la totalidad deviene una imagen congelada, sometida al control del entendimiento reflexivo; pero esa imagen congelada llega a controlar, a su vez, a la otra parta de aquella otra parte. Y, a la luz de esta duplicación de las imágenes, en medio de semejante distorsión reflexiva, surgen las oposiciones entre lo universal y lo particular, el espíritu y la materia, el alma y el cuerpo, la fe y el entendimiento, la libertad y la necesidad, como esferas separadas y concentradas en sus intereses particulares, las cuales, a medida que se desarrolla la separación, dentro de una determinada formación cultural, pasan a la forma general de la contraposición, entre Razón y Sensibilidad, Espíritu y Naturaleza; para, finalmente, resumirse en la abstracción, bajo la contraposición entre lo que es objetivo y lo que es subjetivo, o entre Objetividad y Subjetividad, o entre Sujeto y Objeto.»Llega así el entendimiento a asumir el puesto de la razón, colocando fuera de sus límites todo aquello que le resulta ajeno e indomable. Empero, y por su parte, lo que el entendimiento rechaza, aquello que concibe como lo distinto y distante de sí, por el hecho mismo de ser concebido y puesto como “lo separado y rechazado”, comienza a considerarse igualmente, como lo auténticamente unido en sí mismo, con base en lo cual se separa para terminar rechazando al entendimiento y autoproclamándose como la verdadera y auténtica unidad.»Como puede verse, se trata de dos unidades en sí mismas, cada una de las cuales cree hallarse por encima de la otra, negándose recíprocamente, enfrentándose entre sí y luchando por el dominio y la supremacía absoluta. Todo lo cual no hace más que poner en evidencia la separación en cuanto tal, colocando entre uno y otro término barreras infranqueables, a pesar de que los sustenta una misma e idéntica lógica: la lógica del entendimiento reflexivo.»Es así como la superación de la oposición de sujeto y objeto se convierte en la tarea esencial que se propone llevar adelante la filosofía. Pero cabe advertir que dicho propósito no puede tener como fundamento la simple maroma del saltimbanqui especulativo, o, lo que resultaría igual, el resbaladizo y premeditado interés por escurrir el problema, evitando cualquier enfrentamiento con la oposición. Por el contrario, sólo asumiendo con plena consciencia y valentía la “necesidad de la oposición” para la reconstitución de la unidad, puede, la filosofía, superarla. Más bien, es llevando la oposición hasta sus extremos y demostrando, en consecuencia, que lo que uno de ellos considera que los separa del otro es por cierto lo que lo une con él, como puede resurgir la unidad auténtica, absoluta y total». "
6 " «Rara felicidad la de los tiempos en los que se puede pensar lo que se dice y decir lo que se piensa», escribía Marx, citando a Tácito, en un artículo acerca de la censura, publicado en 1842. "