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" –Mira, Buenaonda, maldita la ley del matrimonio gay. Antes nosotros éramos una pareja de lo más normal. Follábamos como cosacos, como locas, follábamos juntos y por separado, en tríos, en cuartetos, en grupo, en familia, follábamos sin parar. En ca- sa, en el coche, en los portales, en los cines, en los bares, en los trenes, en los urinarios públicos, en los museos... Y entonces lle- gó el matrimonio gay. Y la jodimos. Nos volvimos, literalmente, un matrimonio. ¿Cómo nos pudo pasar eso a nosotros? Pues no lo sé, pero pasó. Nos casamos y dejamos de follar. No al principio, que era como la luna de miel. Pero después, se acabó. Empezaron a pasar los días, y las semanas, y los meses, y todo fue a peor. Las orgías se volvieron cuartetos ocasionales. Y los cuartetos se vol - vieron tríos y con gente de confianza. Y al final hasta los tríos también desaparecieron porque, ¿sabes?, yo no puedo permitir que alguien se folle a mi marido. Así que nos dedicamos a follar - nos mutuamente y eso, la verdad, es un tostón. Más aún cuando el cabrón de Paco no me come la polla porque dice que se le estropean las cuerdas vocales. Antes ni me había dado cuenta. Pero desde que somos dos mariconas monógamas, las carencias saltan a la vista. La jodimos, amigo. Maldito Zapatero. "

, PornoBurka-Desventuras del Raval y otras f(r)icciones contemporáneas


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 quote : –Mira, Buenaonda, maldita la ley del matrimonio gay. Antes nosotros éramos una pareja de lo más normal. Follábamos como cosacos, como locas, follábamos juntos y por separado, en tríos, en cuartetos, en grupo, en familia, follábamos sin parar. En ca- sa, en el coche, en los portales, en los cines, en los bares, en los trenes, en los urinarios públicos, en los museos... Y entonces lle- gó el matrimonio gay. Y la jodimos. Nos volvimos, literalmente, un matrimonio. ¿Cómo nos pudo pasar eso a nosotros? Pues no lo sé, pero pasó. Nos casamos y dejamos de follar. No al principio, que era como la luna de miel. Pero después, se acabó. Empezaron a pasar los días, y las semanas, y los meses, y todo fue a peor. Las orgías se volvieron cuartetos ocasionales. Y los cuartetos se vol - vieron tríos y con gente de confianza. Y al final hasta los tríos también desaparecieron porque, ¿sabes?, yo no puedo permitir que alguien se folle a mi marido. Así que nos dedicamos a follar - nos mutuamente y eso, la verdad, es un tostón. Más aún cuando el cabrón de Paco no me come la polla porque dice que se le estropean las cuerdas vocales. Antes ni me había dado cuenta. Pero desde que somos dos mariconas monógamas, las carencias saltan a la vista. La jodimos, amigo. Maldito Zapatero.