" Los prisioneros necesitaban a alguien que no se compadeciera de sí mismo, sino que compartiera sinceramente con ellos su dolor. Necesitaban a alguien que no buscara consuelo, sino que pudiera consolar. Necesitaban a alguien que no buscara respeto y admiración por lo que era, sino que les demostrara amor y respeto aunque ellos le rechazaran y le trataran con desprecio. Me pedía que me olvidara de mi «impotencia» frente al «sistema» y me preocupara, en cambio, por las necesidades de quienes me rodeaban hoy, de manera que pudiera hacer cuanto estuviera en mi mano a través de la oración y del ejemplo. "
― Walter J. Ciszek , He Leadeth Me