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" Leonid Andréyev, del que ya le he hablado, tiene un relato. Un hombre que vivía en Jerusalén vio un día cómo junto a su casa conducían a Cristo. El hombre lo vio todo y lo oyó, pero entonces le dolía una muela. Ante sus ojos, Cristo cayó al suelo con la cruz a cuestas, cayó y lanzó un grito de dolor. El hombre que veía todo esto no salió de su casa a la calle porque le dolía una muela. Al cabo de dos días, cuando dejó de dolerle la muela, le contaron que Cristo había resucitado y entonces el hombre pensó: «Y yo que podía haber sido testigo del hecho, pero como me dolía la muela…».
¿Será posible que siempre ocurra igual? Los hombres nunca están a la altura de los grandes acontecimientos. Siempre les superan los hechos. Mi padre luchó en la defensa de Moscú en el 42. Pero no comprendió que había participado en un gran acontecimiento hasta pasadas decenas de años. Por los libros, las películas. Él, en cambio, recordaba: «Estaba metido en una trinchera. Disparaba. Quedé enterrado por una explosión. Los enfermeros me sacaron de allí medio vivo». Y nada más. "

Svetlana Alexievich , Voices from Chernobyl: The Oral History of a Nuclear Disaster


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Svetlana Alexievich quote : Leonid Andréyev, del que ya le he hablado, tiene un relato. Un hombre que vivía en Jerusalén vio un día cómo junto a su casa conducían a Cristo. El hombre lo vio todo y lo oyó, pero entonces le dolía una muela. Ante sus ojos, Cristo cayó al suelo con la cruz a cuestas, cayó y lanzó un grito de dolor. El hombre que veía todo esto no salió de su casa a la calle porque le dolía una muela. Al cabo de dos días, cuando dejó de dolerle la muela, le contaron que Cristo había resucitado y entonces el hombre pensó: «Y yo que podía haber sido testigo del hecho, pero como me dolía la muela…».<br />¿Será posible que siempre ocurra igual? Los hombres nunca están a la altura de los grandes acontecimientos. Siempre les superan los hechos. Mi padre luchó en la defensa de Moscú en el 42. Pero no comprendió que había participado en un gran acontecimiento hasta pasadas decenas de años. Por los libros, las películas. Él, en cambio, recordaba: «Estaba metido en una trinchera. Disparaba. Quedé enterrado por una explosión. Los enfermeros me sacaron de allí medio vivo». Y nada más.