" Lo que distingue al rebelde crónicamente indignado del revolucionario consciente es que el primero es capaz de cambiar de causa y el segundo, no. El rebelde dirige su indignación de pronto contra esta injusticia, de pronto contra aquella; el revolucionario es un hombre que odia con método, que ha reunido toda su capacidad de odio en un solo objeto. El rebelde siempre tiene algún rasgo quijotesco; el revolucionario es un burócrata de la utopía. El rebelde es entusiasta; el revolucionario, fanático. "
― Arthur Koestler , Memorias: Flecha en el azul / La escritura invisible