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" En la esfera física, evitar la batalla requería frustrar los preparativos del enemigo por medio de un repentino «cambio de frente». Esto podía conseguirse separando las fuerzas enemigas, poniendo en peligro los suministros, amenazando las rutas de retirada, o combinando varios de estos movimientos. En la esfera psicológica, el desconcierto requería que esos efectos físicos quedaran impresos en la mente del comandante, generando en él una sensación de «estar atrapado». Avanzar directamente contra un contrario no desequilibraría necesariamente la situación. Como mucho, el ataque podía imponer cierta presión, pero aunque tuviera éxito, el enemigo podía retirarse a la retaguardia, donde tendría «reservas, suministros y refuerzos». Así pues, la tarea era encontrar «la línea de menor resistencia», que traducida a la esfera psicológica sería «la línea más inesperada». Era también importante mantener distintas opciones. Si se tienen alternativas, se mantiene al enemigo angustiado, y se le pone entre la espada y la pared, y teniendo en cuenta esa flexibilidad, el enemigo se vería obligado a estar prevenido ante cualquiera de las vías escogidas. «Un plan, como un árbol, debe tener ramas: es lo que sostiene los frutos. Un plan con un solo objetivo no es más que un palo estéril».[9] "

Lawrence Freedman , Strategy: A History


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Lawrence Freedman quote : En la esfera física, evitar la batalla requería frustrar los preparativos del enemigo por medio de un repentino «cambio de frente». Esto podía conseguirse separando las fuerzas enemigas, poniendo en peligro los suministros, amenazando las rutas de retirada, o combinando varios de estos movimientos. En la esfera psicológica, el desconcierto requería que esos efectos físicos quedaran impresos en la mente del comandante, generando en él una sensación de «estar atrapado». Avanzar directamente contra un contrario no desequilibraría necesariamente la situación. Como mucho, el ataque podía imponer cierta presión, pero aunque tuviera éxito, el enemigo podía retirarse a la retaguardia, donde tendría «reservas, suministros y refuerzos». Así pues, la tarea era encontrar «la línea de menor resistencia», que traducida a la esfera psicológica sería «la línea más inesperada». Era también importante mantener distintas opciones. Si se tienen alternativas, se mantiene al enemigo angustiado, y se le pone entre la espada y la pared, y teniendo en cuenta esa flexibilidad, el enemigo se vería obligado a estar prevenido ante cualquiera de las vías escogidas. «Un plan, como un árbol, debe tener ramas: es lo que sostiene los frutos. Un plan con un solo objetivo no es más que un palo estéril».[9]