" Esto hacía el tiempo, entonces. Causaba distancia. Lo había extrañado y, sin embargo, ahora no quería acariciarle el pelo ni sentir la tibieza de su espalda. Le bastaba con verlo dormir y saber que eran suyos él y sus secretos. No tenía ganas de acostarse a su lado, aunque mirarlo le recordaba el sabor de las lágrimas, tan parecido al del mar, pero caliente. "
― Mariana Enríquez , Éste es el mar