" Ni el poder, ni la fama, ni siquiera la sabiduría, conducen al hombre al verdadero contacto con el reino del Espíritu. Es por la oración cómo el humano trata de acercarse al infinito. Mi espíritu empieza a estar afligido y yo también necesito del consuelo de mi Padre. "
― J.J. Benítez , Jerusalén (Caballo de Troya, #1)