" Esté preparado para la enemistad de las puertas del infierno. Póngase toda la armadura de Dios (Ef. 6). De la torre de David colgaban mil escudos (Cnt. 4:4), listos para el uso del pueblo de Dios. Las armas de nuestra guerra son espirituales y han sido usadas por millones de pobres pecadores como nosotros, y nunca han fallado. "