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" UN CRIMINAL

El acusado es pálido y lampiño.
Arde en sus ojos una fosca lumbre,
que repugna a su máscara de niño
y ademán de piadosa mansedumbre.
Conserva del obscuro seminario
el talante modesto y la costumbre
de mirar a la tierra o al breviario.
Devoto de María,
madre de pecadores,
por Burgos bachiller en teología,
presto a tomar las órdenes menores.
Fue su crimen atroz. Hartóse un día
de los textos profanos y divinos,
sintió pesar del tiempo que perdía
enderezando hipérbatons latinos.
Enamoróse de una hermosa niña,
subiósele el amor a la cabeza
como el zumo dorado de la viña,
y despertó su natural fiereza.
En sueños vio a sus padres ?labradores
de mediano caudal? iluminados
del hogar por los rojos resplandores,
los campesinos rostros atezados.
Quiso heredar. ¡Oh guindos y nogales
del huerto familiar, verde y sombrío,
y doradas espigas candeales
que colmarán las trojes del estío!.
Y se acordó del hacha que pendía
en el muro, luciente y afilada,
el hacha fuerte que la leña hacía
de la rama de roble cercenada.
................................................
Frente al reo, los jueces con sus viejos
ropones enlutados;
y una hilera de obscuros entrecejos
y de plebeyos rostros: los jurados.
El abogado defensor perora,
golpeando el pupitre con la mano;
emborrona papel un escribano,
mientras oye el fiscal, indiferente,
el alegato enfático y sonoro,
y repasa los autos judiciales
o, entre sus dedos, de las gafas de oro
acaricia los límpidos cristales.
Dice un ujier: «Va sin remedio al palo».
El joven cuervo la clemencia espera.
Un pueblo, carne de horca, la severa
justicia aguarda que castiga al malo. "

Antonio Machado , Campos de Castilla


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Antonio Machado quote : UN CRIMINAL<br /><br />El acusado es pálido y lampiño. <br />Arde en sus ojos una fosca lumbre, <br />que repugna a su máscara de niño <br />y ademán de piadosa mansedumbre. <br />Conserva del obscuro seminario <br />el talante modesto y la costumbre <br />de mirar a la tierra o al breviario. <br />Devoto de María, <br />madre de pecadores, <br />por Burgos bachiller en teología, <br />presto a tomar las órdenes menores. <br />Fue su crimen atroz. Hartóse un día <br />de los textos profanos y divinos, <br />sintió pesar del tiempo que perdía <br />enderezando hipérbatons latinos. <br />Enamoróse de una hermosa niña, <br />subiósele el amor a la cabeza <br />como el zumo dorado de la viña, <br />y despertó su natural fiereza. <br />En sueños vio a sus padres ?labradores <br />de mediano caudal? iluminados <br />del hogar por los rojos resplandores, <br />los campesinos rostros atezados. <br />Quiso heredar. ¡Oh guindos y nogales <br />del huerto familiar, verde y sombrío, <br />y doradas espigas candeales <br />que colmarán las trojes del estío!. <br />Y se acordó del hacha que pendía <br />en el muro, luciente y afilada, <br />el hacha fuerte que la leña hacía <br />de la rama de roble cercenada. <br />................................................ <br />Frente al reo, los jueces con sus viejos <br />ropones enlutados; <br />y una hilera de obscuros entrecejos <br />y de plebeyos rostros: los jurados. <br />El abogado defensor perora, <br />golpeando el pupitre con la mano; <br />emborrona papel un escribano, <br />mientras oye el fiscal, indiferente, <br />el alegato enfático y sonoro, <br />y repasa los autos judiciales <br />o, entre sus dedos, de las gafas de oro <br />acaricia los límpidos cristales. <br />Dice un ujier: «Va sin remedio al palo». <br />El joven cuervo la clemencia espera. <br />Un pueblo, carne de horca, la severa <br />justicia aguarda que castiga al malo.