" Pero Aiden era un maldito pura-sangre.
Un maldito pura-sangre con unos dedos maravillosamente fuertes y una sonrisa
que… bueno, me hacía sentir como si tuviese un nido de mariposas en el estómago. Y
la forma en que me miraba —cómo sus ojos cambiaban de gris a plateado en un segundo—
me seguía emocionando todavía. Mi estúpido corazón me saltaba en el pecho. "
― Jennifer L. Armentrout , Half-Blood (Covenant, #1)