" En cuanto se entablaba una conversación con él, no se podía evitar exclamar: «¡Qué hombre tan bueno y agradable!». Un instante después, uno ya no decía nada y, a los tres minutos, pensaba: «¿Qué demonios es esto?», y se apresuraba a alejarse, pues, si no, le invadía un hastío mortal. "
― Nikolai Gogol , Dead Souls