" —Ailén… —cada vez le costaba más hablar—. La canción
de ayer… es la más hermosa que he oído jamás… Gra… gra-
cias… y… perdóname… —su cabeza de desplomó sobre su pe-
cho, ella lo incorporó y lo zarandeó con todas sus fuerzas. Des-
pués apretó la herida con sus manos y se dejó caer sobre su cuerpo
tendido en las cenizas negras.
—¡¿Tan pronto te das por vencido, Youri?! No te das cuenta que yo sin ti… sin ti no puedo seguir… ¡Sin ti no puedo seguir mi camino! "
― María Martínez Ovejero , Tierras de luz, tierras de sombra