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" Hay una estrecha afinidad entre la democracia y la ampliación y nivelación de la guerra. La Revolución, como todos los primeros conservadores señalaron, fue la que instituyó por primera vez en la historia el reclutamiento nacional, la famosa levée en masse. De repente la guerra perdió el carácter limitado que tuvo en la era prerrevolucionaria, con propósitos más o menos limitados -normalmente dinásticos o territoriales-, un orden fijo de batalla y una gran cantidad de ceremonial posfeudal. Con los ejércitos revolucionarios en marcha, la guerra se convirtió en la cruzad de la libertad, la igualdad y la fraternidad que inevitablemente trajo consigo los ejércitos cada vez más mayores y con propósitos siempre expansivos que se vieron en el siglo XIX. Taine observó que la democracia coloca una mochila de soldado en cada hombre al concederle la cédula electoral. Durante el siglo XX la guerra masiva del tipo que antes sólo había sido un presagio se convirtió en realidad con la Primera Guerra Mundial al encerrar a millones de hombres en un matadero militar, suplantando todo el antiguo arte de la guerra con ejércitos enormes, casi inmóviles, arrojándose sistemáticamente granadas el uno al otro, siendo el premio en una batalla poco más que el avance de unos cientos de yardas. Winston Churchill escribió: "La guerra, que solía ser cruel y grandiosa, se ha convertido ahora en algo sórdido y cruel." Todo, añadió Churchill, porque la ciencia y la democracia esconden un gran igualador. Fue en Inglaterra, entre las guerras mundiales, que el conservador mayor general Fuller dio extensión y envergadura histórica a las palabras de Churchill, mostrando en detalle la estrecha relación histórica entre la expansión de la base demográfica y política del Estado nacional, y la expansión del patrón total de guerra en Occidente: su masa en términos puramente humanos, el armamento cada vez más letal, y especialmente, la ampliación de los objetivos de guerra, de los simples objetivos territoriales y dinásticos a los ideológicos y morales. Como han señalado Fuller, Dawson, Churchill y otros conservadores, en la época feudal la guerra estaba limitada en casi todos sus aspectos: por su tecnología, el número de los implicados, su código de caballería, por contrato u obligación limitadas para prestar servicio y por las interdicciones de la iglesia. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en contraste, las sociedades democráticas de Occidente habían alcanzado objetivos ilimitados, términos de rendición incondicionales, armamento que podía matar por cientos de miles, y mayor muerte y devastación en un solo año que en todas las anteriores guerras juntas. "

Robert A. Nisbet , Conservatism: Dream and Reality


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Robert A. Nisbet quote : Hay una estrecha afinidad entre la democracia y la ampliación y nivelación de la guerra. La Revolución, como todos los primeros conservadores señalaron, fue la que instituyó por primera vez en la historia el reclutamiento nacional, la famosa levée en masse. De repente la guerra perdió el carácter limitado que tuvo en la era prerrevolucionaria, con propósitos más o menos limitados -normalmente dinásticos o territoriales-, un orden fijo de batalla y una gran cantidad de ceremonial posfeudal. Con los ejércitos revolucionarios en marcha, la guerra se convirtió en la cruzad de la libertad, la igualdad y la fraternidad que inevitablemente trajo consigo los ejércitos cada vez más mayores y con propósitos siempre expansivos que se vieron en el siglo XIX. Taine observó que la democracia coloca una mochila de soldado en cada hombre al concederle la cédula electoral. Durante el siglo XX la guerra masiva del tipo que antes sólo había sido un presagio se convirtió en realidad con la Primera Guerra Mundial al encerrar a millones de hombres en un matadero militar, suplantando todo el antiguo arte de la guerra con ejércitos enormes, casi inmóviles, arrojándose sistemáticamente granadas el uno al otro, siendo el premio en una batalla poco más que el avance de unos cientos de yardas. Winston Churchill escribió: