" Y las dos sombras blancas se turbaron, sin atreverse a decir nada. Porque su beso no tenía ya aguijón, ni olor salvaje, y como el deseo de las ovejas, de las cabras, de los pájaros y de las cigarras disminuía en su corazón, el placer de tocar sus cuerpos no los agitó ya con su estremecimiento. "
― Marcel Schwob , La lámpara de Psique