" —Te entiendo.
Eso dijo esa tarde junto al semáforo. Te entiendo. No «te quiero». No «cariño». No «cálmate». Y en esas dos palabras hubo mucho más de lo que nadie me había dicho hasta entonces. Hubo una verdad tan inmensa, tan vasta, que supe que era sincero. Y supe también que no me haría daño, que quizá Isaac había llegado a mi vida para enseñarme a defenderme de mí misma, a cuidar de mí. "
― Alejandro Palomas , Agua cerrada