" Entre semana, fatigado por la jornada laboral, Luis Mario nunca estaba de humor para jugar con sus hijos. Entraba a casa con la mirada ausente, como un autómata esquivo, y a duras penas les dirigía la palabra, salvo en sus crudas dominicales, cuando necesitaba que alguien le cambiara los canales del televisor. "
― Enrique Serna , Fruta verde