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" Era un domingo de esos de calor, cuando solo mirar a la calle hacía doler los ojos y comenzar a sudar. El vapor substancioso de una sabrosa olla de carne comenzaba a desplazar el aire con olor a quemado que venía de la calle, con el augurio de un almuerzo de barriga a reventar. Era claro que después de la comilona, habría una siestecita debajo del palo de mango, sentado en la mecedora; ahí donde pega el viento refrescado en el patio por la sombra de los frutales. ¡Era llegar al cielo! "

Guillermo Ávila Colina , Puntas de Iceberg: Cuentos


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Guillermo Ávila Colina quote : Era un domingo de esos de calor, cuando solo mirar a la calle hacía doler los ojos y comenzar a sudar. El vapor substancioso de una sabrosa olla de carne comenzaba a desplazar el aire con olor a quemado que venía de la calle, con el augurio de un almuerzo de barriga a reventar. Era claro que después de la comilona, habría una siestecita debajo del palo de mango, sentado en la mecedora; ahí donde pega el viento refrescado en el patio por la sombra de los frutales. ¡Era llegar al cielo!